PARO
DE LOS TRABAJADORES:
LOS ESCENARIOS POSIBLES
Por
Lenin Salas
El proyecto desarrollista de
Correa, está llegando a su límite. La crisis actual, que se presenta como
crisis de liquidez fiscal, apunta a convertirse en el mediano plazo en una
crisis económica.
Las arcas del Estado se
encuentran en déficit, son 500 millones de dólares cada mes el faltante que el
gobierno tiene para cubrir sus obligaciones, siendo esta la brecha fiscal más
grande en la historia del Ecuador, producto de una década de despilfarro y
corrupción, el fin de la bonanza de los altos precios del petróleo y la
revalorización del dólar, cuarteándose el frágil modelo desarrollista del
gobierno y apareciendo la verdadera esencia de su política de un “neo
liberalismo moderno”.
La respuesta del gobierno
para palear la crisis ha sido postergarla mediante medidas monetaristas: el
pago de sus obligaciones en bonos, la creación del dinero electrónico y la
adquisición de préstamos emergentes, medidas que salvan mes a mes al gobierno,
sin embargo, la deuda interna y externa se incrementan y el problema no es
resuelto. La fórmula de tapar los huecos del déficit con un hueco más grande
nos da pistas de que la crisis no tiene caminos de solución dentro del modelo
actual.
La posibilidad de reducir
costos operativos del gobierno y reducir los ingresos de los trabajadores
podría ser una solución de shock, pero para ello se requiere la desdolarización
de la economía, medida muy impopular que en el estado actual de decrecimiento
de la popularidad del gobierno sería catastrófico para su estabilidad. La
vigencia del dinero electrónico busca desvalorizar el monto de los salarios con
emisiones de dinero ficticio, que a corto plazo o mediano desencadenarán nuevas
crisis y explosiones sociales.
La obtención de créditos se
pone cuesta arriba cuando ya no se tiene que hipotecar y cuando se ha vendido
importantes cantidades de petróleo anticipadamente (dinero gastado con
anticipación), el oro de la reserva está hipotecado y el país tiene un
endeudamiento excesivo, que lo descalifica como sujeto de crédito.
El gobierno ha acudido a
organismos pequeños para solicitar créditos, e incluso se ha golpeado las
puertas de países como Bolivia, sin embargo las fuentes se van agotando.
Si se acudiera a un
importante recorte presupuestario, significaría poner fin a la política social
que es la que ha legitimado al gobierno en muchos sectores populares, lo que
traería como consecuencia la reducción de programas sociales, abriéndose profundas
contradicciones entre manejo económico y manejo político, contradicción que se
irá agudizando como se incremente el peso de la crisis fiscal.
Sin embargo la crisis fiscal
no significa la presencia (todavía) de una crisis económica, pues esta se
desarrolla aún dentro de las arcas fiscales del gobierno. El sector productivo
de la economía y el sector financiero especulativo (la banca) gozan de
suficiente liquidez gracias a las jugosas ganancias obtenidas en 8 años de
correismo.
Si la situación general de
la población ha tenido una escasa mejoría y los sectores de la producción y la
banca han obtenido jugosas ganancias, quiere decir que el programa económico de
la llamada “Nueva Matriz productiva”, ha sido un programa dedicado a estos
sectores. Encubiertos tras la fachada de obra social, se han desplazado los
recursos desde el estado (ingresos petroleros) y desde el bolsillo de la
población (impuestos) hacia los sectores oligárquicos de la economía. La banca
sigue siendo el principal acumulador de estos recursos, con lo que podremos
afirmar que el correismo no ha modificado en nada el eje de la acumulación
capitalista, más aún la ha fortalecido.
Por su lado, el Fondo Monetario
Internacional, que se encuentra en el país para verificar el cumplimiento de
las imposiciones acordadas con el actual gobierno, no desembolsa dinero. El
gobierno no cumple aún los ofrecimientos de la eliminación del subsidio al gas,
pese a los esfuerzos de imponer las cocinas de inducción, aunque el programa de
imposiciones se sigue cumpliendo fielmente en otros campos como la apertura al
capital transnacional con inversiones en importantes sectores de la economía y
con la firma sumisa del TLC con Europa. Pero el FMI se acogerá a la política
imperial, que será al fin y al cabo la que decida si Correa se queda o se va,
en función directa de las necesidades de profundizar este proyecto modernizarte
neo-liberal que está en marcha, los recursos ofrecidos pueden convertirse en
tabla de salvación o serán destinados a un gobierno de recambio.
El programa económico
y la crisis
El programa económico del
correismo no es una invención local, ha correspondido y corresponderá a las
necesidades del desarrollo imperial, en un juego de supuestas “contradicciones imperialistas”
entre los ejes económicos de China y EEUU.
Ni el programa económico, ni
su crisis son elementos casuales, pues se encuentran dentro del esquema
planificado de la expansión del capital imperial. La actual crisis
internacional, al igual que las anteriores, ya no son elementos
desestabilizadores del sistema, sino elementos “de control” y regulación de la
política imperial.
La vieja tesis de la
izquierda de la “inevitable crisis general del capitalismo” está caduca.
Las crisis, sean estas
generadas o de carácter espontáneo se han convertido en parte del negocio. Esta
política que se inaugurara desde la crisis de los años 30 en EEUU, convertida
en un golpe de acumulación de la industria en manos de un grupo pequeño de
capitalistas que controlaban el sistema financiero, que generaron la crisis
para luego acumular enormes beneficios con la compra y embargo de miles de
empresas “quebradas” que en poco tiempo serían “reactivadas”, lo que la
potenció como burguesía mundial, en el primer gran fraude económico de la
historia, donde la modalidad de la “Economía de la estafa” se inauguraba y con
ello la acumulación originaria de un “mega” imperialismo.
Desde allí las crisis
económicas se han sucedido, sin que estas afecten de manera alguna al capital
imperial, siendo más bien recetas para su readecuación. El mundo se mueve bajo
un poder absolutista, que en la actualidad tiene la capacidad de generar y
resolver crisis, manipulando la economía para acelerar la concentración del
capital a escala global.
Si miramos con atención la
última crisis que ha atravesado EEUU, Europa y ahora China se deben
fundamentalmente a la movilidad del capital. Europa y EEUU se enfrentan a la desindustrialización
local cuando la gran industria se asienta en China, con lo que el gigante
asiático fortalece su papel de Estado imperial y es desde este país que se
generan políticas para sostener la economía norteamericana, sin embargo es
desde las esferas del poder imperial donde se resuelve el papel que cada estado
cumplirá, allí se decide la
revalorización del precio del dólar y la economía norteamericana y europea
vuelve a respirar, mientras que China empieza a sufrir los efectos de la crisis
con la caída de los precios de las acciones en las bolsas de valores.
Nos enfrentamos a un mundo
unipolar, gobernado por un imperio supranacional, que se escuda detrás de
estados imperiales para la ejecución de sus políticas. Las contradicciones
entre estados imperiales son instrumentados para ejercer el control imperial,
el poder del mundo está en una pequeña oligarquía que ha concentrado la riqueza
mundial en sus manos.
No estamos en una era de
re-alineamiento internacional (contradicciones EEUU – BRICS) como quieren
presentarnos, sino en un reacomodo de la política imperial. No es el problema
si estamos alineados a cualquiera de los estados imperiales, el problema
fundamental es que estamos alineados al imperio mundial, a este poder
supranacional, que es el verdadero poder y constituye el ENEMIGO PRINCIPAL de
los pueblos del mundo.
El enemigo principal
y las luchas locales
Las luchas locales (o
nacionales, como se las desee llamar) están atravesadas por la generalidad de
que nos enfrentamos a ese poder mundial único, pero se desarrolla también con
particularidades producto de circunstancias locales.
Para ubicar al enemigo
principal dentro de nuestros estados, debemos entender la forma como se
desarrolla el modelo económico y la posición que adoptan los diferentes
sectores de la burguesía frente a ella y entenderemos con claridad el enemigo
local al que debemos combatir. Para ello debemos preguntarnos:
* Cuantos programas
económicos tiene la burguesía.
* Cual de estos programas y
grupos son los más funcionales a la política del imperio.
* Cuales grupos tiene una
integración con el capital imperial.
Sólo resolviendo estos
interrogantes podremos comprender la esencia de los proyectos locales y su
ligazón a la política imperial y solo entendiendo esto podremos ubicar al
enemigo principal y desarrollar las estrategias y tácticas necesarias, para no
caer en el juego de supuestas “contradicciones ínter-burguesas” que en muchos
casos nos ha colocado como cola de intereses ajenos a nuestro pueblo.
En nuestro país, la política
de sometimiento al capital financiero internacional, una economía dependiente
basada en el extractivismo y la exportación de materias primas y productos
agrícolas, la reconcentración de la tierra para dedicarlas al monocultivo, esta
vez en manos del capital trasnacional, con testaferros locales, el control de
las fuentes de agua por parte de los monopolios, etc. que son los cimientos del
modelo neoliberal vigente desde hace tres décadas, son elementos estructurales
de la nueva matriz productiva y cuentan con el beneplácito y consenso de el
conjunto de las clases dominantes. La diferencia de la vieja y la nueva derecha
está en quien conduce el proyecto.
Las diferencias de uno u
otro sector se da en elementos puntuales como la ley de comunicación o la ley
de herencias, pero su contradicción real está en que la oligarquía tradicional
quiere conducir directamente el programa, sin necesidad de “ideólogos” como
Correa, que aparece por fuera de su grupo de control y que en determinado
momento puede afectar intereses puntuales o puede apuntar a la consolidación de
un nuevo grupo económico. El resto, la implementación del programa es un nuevo
pacto oligárquico, un acuerdo de re acondicionamiento con el poder mundial.
Las pocas políticas sociales
también se hallan en el tapete de la discusión, la vieja derecha cree que es el
momento de ponerles fin, mientras que Correa necesita de ellas, pues es su
rostro social, a sabiendas que ya no es posible sostenerlas dentro de su
esquema. La necesidad del recambio presidencial no viene por la agitación
social, sino por el fracaso del modelo desarrollista-neoliberal.
El enemigo principal en
nuestro país entonces es todo el conjunto de intereses que están detrás de este
nuevo pacto oligárquico, más allá de sus diferencias puntuales.
Esto nos coloca ante una
disyuntiva: si Correa es el representante de ese neo pacto, los sectores de
“oposición” de la derecha, ¿son nuestros aliados en la lucha contra Correa? No
nos llamemos a engaños: Correa no es el enemigo principal, sino parte de este.
Para el movimiento social, el enemigo es el conjunto del poder, por ello, las
fuerzas de la vieja derecha no son amigos en nuestra lucha social, aunque la
coyuntura nos coloque en caminos parecidos.
El Paro Nacional de
trabajadores y la coyuntura actual
El Paro Nacional de
trabajadores se da bajo tres elementos circunstanciales:
- La primera fue la amenaza
real de desaparición del sindicalismo público con las leyes que Correa impulsa;
- El descontento amplio
frente a las políticas del régimen que afectan a sectores populares, entre
ellos a los obreros;
- El “acuerdo” de las clases
dominantes, sus partidos y la embajada norteamericana de un recambio del
representante del programa económico, que hace que las empresas del sector
privado influyan en sus trabajadores en esta necesidad.
Precisamente, cuando tenemos
una burocracia sindical vacilante, fue la presión desde abajo y la influencia
de algunos grupos de izquierda (que tienen alguna presencia en el sector) las
que definieron la necesidad del Paro.
Sin embargo, esta medida
está atravesada por la atonía de la conducción política, que no ha logrado
convertir el mínimo programa que se va forjando en la coyuntura en consigna
política.
La debilidad está en la
dubitación de las dirigencias, en la incomprensión real de la coyuntura y del
periodo de los grupos de izquierda y en la debilidad política de nuevos grupos
que tienen influencia sobre los sectores de masas, pero que han sido incapaces
de generar con ellos una línea política clara.
El 1º de Mayo fue la
demostración de ello: una masiva marcha, producto de la movilización espontánea
del descontento popular se enfrentó a una ausencia de una consigna general que
recoja el descontento. La carencia viene de los viejos actores y de los nuevos.
Aquellos que plantearon un 1º de Mayo “diferente” se limitaron a cambiar los
gritos por “pitos” y chicharras, ahogando la voz del trabajador que requería
con urgencia el posicionamiento de una consigna que le dé línea de movilización
y sea capaz de posicionarlo como fuerza conductora de la coyuntura política.
Pero como la política no
admite vacíos, esta carencia fue llenada por el enemigo. La reunión de
representantes de las Cámaras, sus partidos, el alto mando militar y la
embajada norteamericana dio como resultado la consigna de “Fuera Correa Fuera”,
que se expandió rápidamente y se convirtió en el eje paradigmático de la
movilización de las clases medias y luego fue asumida sumisamente por la
izquierda y el movimiento social.
La dirigencia social ha sido
muy cuidadosa en diferenciar su posición a la de la derecha tradicional con lo
que logran ampliar su convocatoria al movimiento indígena y algunos sectores
sociales importantes como los jubilados y los médicos, afectados por las leyes
gubernamentales, pero el levantamiento va tornándose de urbano a rural en medio
de una debilidad parcial del movimiento indígena, acosado por un ataque descomunal
del poder por todos lados, pero que en el camino se va reconcentrando y
recuperando su capacidad de movilización, que no es suficiente en los actuales
momentos para derrocar al régimen, requiriéndose el auxilio de la clase media,
principal oponente de Correa, de cuya explosividad el movimiento social espera.
Nuevamente el escenario de la lucha social se desplaza desde el país hacia la
capital, donde la clase media, será quien defina nuevamente la permanencia o no
del gobierno actual.
La izquierda y el movimiento
social no tiene en las circunstancias actuales la posibilidad de disputa del
poder porque carece de una propuesta programática alternativa, su propuesta
contestataria se limita a enfrentar la arremetida legal gubernamental, sin
propuestas políticas para un recambio del poder. La derecha tradicional por su
parte, se juega en el apoyo velado al Paro, abriendo el espacio en sus medios
de comunicación y preparándose para movilizar los sectores donde influyen para
el éxito del Paro, aunque guardan con celo sus cartas en la posibilidad
electoral del 2017, jugándose a dos ases.
El gobierno, por su lado,
prepara con desesperación todas sus fuerzas, busca movilizar un gran
contingente humano a la capital para desestimar el Levantamiento, aunque la ausencia
de un apoyo social orgánico le está fallando, no confía ya en el papel que
tiene la Policía que mira con simpatías el Levantamiento (al menos en la tropa)
y las Fuerzas Armadas que son controladas desde sectores de la derecha. El
gobierno va perdiendo espacio en la conciencia ciudadana, aunque confía que
podrá concentrar sectores fieles y pretende a su vez disminuir el peso de la
movilización mediante la guerra mediática. La represión es una carta que tiene,
aunque dependerá del carácter masivo de la movilización para que esta se
derrumbe.
Para el gobierno las cosas
se le ponen difíciles. El movimiento popular cuenta con un movimiento indígena
en ascenso organizativo, en un movimiento sindical débil orgánicamente y más
débil aún políticamente, limitado como siempre a la lucha reivindicativa, pero
que en los actuales momentos es un elemento de apoyo; y una clase media que
simpatiza con el movimiento en su conjunto, porque busca representarse en ella,
en la necesidad de derrocar al gobierno para la defensa de sus intereses. El
apoyo también viene de la burguesía y de muchos aliados del mismo gobierno,
basta mirar el papel que están cumpliendo las Cámaras en Ambato, representantes
directas de la oligarquía Cuesta-Naranjo, que siendo allegados y beneficiarios directos
del régimen, han dado un apoyo directo al Levantamiento, pues para ellos está
primero su fidelidad al capital oligárquico tradicional.
El régimen buscará con
desesperación alianzas entre las bases sociales, aislando a su dirigencia, las
que se desarrollaran antes, durante y posterior a la contienda, en dependencia
del grado de movilización que se alcance.
El movimiento social es el
que se apresta a ser el más golpeado, independientemente del resultado si no
comprende que la lucha emprendida no se termina el 14, sino que este debe
convertirse en el principio de una construcción ascendente, de un proyecto
político diferente, si no rearma sus fuerzas en función de derrotar al enemigo
principal, independientemente de quien se encuentre gobernando y si no
comprende que su proyecto político debe desarrollarse fuera de las estructuras
de este viejo poder, derrotando las caduca tesis de la “Toma del Poder”, e
implementando la tesis de la construcción de un nuevo poder que destruya, de
una vez por todas al viejo poder oligárquico.
Los escenarios que
puede desatar la coyuntura
Se puede esperar cuatro escenarios
de la coyuntura, que veremos uno a uno a continuación.
1. Que las fuerzas sociales
no se movilicen en la forma esperada.
Este escenario, desfavorable
para el movimiento social, es posible en la medida que las fuerzas sociales se
confíen demasiado en que “otras fuerzas” sociales les darán haciendo su
trabajo. Hemos observado que cuando el movimiento indígena se moviliza, otro
sectores se quedan a la expectativa porque confían que esta fuerza es suficiente
para lograr los objetivos; sin embargo, este importante sector social no tiene
en la actualidad, la fuerza necesaria para hacerlo y requiere de la
movilización de importantes sectores medios para lograrlo.
Este escenario es muy
peligroso para la organización social, un fracaso de la movilización traería
consigo una gran contraofensiva inmediata del gobierno, que terminaría por
desarticularla. El movimiento social debería prepararse, si esto sucediera,
para un retroceso lo más ordenado posible hasta que se puedan reorganizar las
fuerzas.
2. Que el movimiento social
logre posicionar un programa alternativo independiente de las clases
dominantes.
Esto significaría un empate
táctico con las fuerzas del gobierno y de la vieja derecha, un proceso de
contra ofensiva gubernamental, de aniquilamiento de la organización social,
vendría aunque no de inmediato, dándonos tiempo para re articularnos, el
escenario de la lucha puede pasar a lo electoral. Las fuerzas de derecha
acondicionarán su táctica con miras a las elecciones del 2017 y el movimiento
social deberá reinventar los caminos de su lucha. El desenlace de la lucha,
favorable para el movimiento social se postergaría hasta el estallido de una
crisis económica, prevista en 2 0 3 años.
3. Que la movilización
social permita un golpe de Estado que derroque al gobierno de Correa y se imponga
un gobierno “de transición” bajo el control de la derecha.
Este escenario depende de
dos cosas: un acuerdo (que ya está dado) entre las clases dominantes, el poder
militar bajo la venia del estado imperial (legitimidad externa del nuevo
régimen) y el éxito de la masividad de la movilización social (legitimidad
interna).
Este escenario es el que
tiene mayores posibilidades, pero es también muy peligroso para el movimiento
social; un gran sector puede ser cooptado por el nuevo poder y a mediano plazo
se verá una ofensiva contra este. Después de que el nuevo gobierno desmonte
todo el aparato correista (pero no el marco legal que lo sustenta), apuntará
sus cañones contra nuestras filas, utilizando los mecanismos legales y
extralegales creados por Correa, que quedarían intactos para continuar con el
ataque a la organización social.
4. Que el movimiento social
rebase todas las expectativas y logre derrotar al régimen.
Este escenario, aunque es
uno de los menos probables, no es imposible de que suceda. Dependerá de la
masividad de la convocatoria y que el papel fundamental se desplace desde las
masas espontáneas, hacia el movimiento social organizado, hacia sus
organizaciones políticas, que deberán poner en juego toda su capacidad para
sustentar un acuerdo que supere su fragmentación y sea capaz de remover los
cimientos del régimen establecido, más allá del gobierno de turno.
Este escenario nos obligaría
a la construcción acelerada del poder popular desde la base social, mientras se
va desmontando todo el aparato estatal del régimen
Tareas urgentes para
el Paro Nacional
Es urgente posicionar en la
capital, en las clases medias, la responsabilidad social de su movilización, la
necesidad de su presencia en las calles y la combatividad de su acción. “Quito
tiene la palabra, o se va o se queda (Correa)”, debe ser la consigna para este
sector.
Quienes pueden aportar de
mejor manera a esta convocatoria son los artistas, los médicos, los
ecologistas, los medios de comunicación, los grupos organizados de mujeres y
los estudiantes universitarios.
Requerimos seguir el diálogo
social, conversando entre nosotros, levantando y posicionando el programa
coyuntural, pero sentando las bases de un programa táctico que rebase la
coyuntura actual. La izquierda debe crear espacios de diálogo y unidad en esta
etapa.
Es necesario desarrollar
toda la creatividad en la lucha social, no nos enfrentamos a un gobierno débil,
pero la lucha nos ha ido dando posibilidades de recrear nuestras formas de
lucha. Deberemos estar atentos con la propaganda oficial; se preparan auto
atentados (contra carreteras y edificios gubernamentales) para desacreditar la
movilización y sustentar la represión. El gobierno no dudará en “sacrificar” a
algunos seguidores suyos con el fin de declarar “violenta” a la lucha social,
para desacreditarla nacional e internacionalmente.
Se está preparando ataque a
las redes comunicacionales alternativas (en Internet); si las condiciones lo
permiten, se van a confiscar los medios de comunicación privados y se tratará
de movilizar la mayor cantidad de fuerzas represivas afines al gobierno.
Para el gobierno, la actual
coyuntura es vital, pues en ella se juega su permanencia; para los otros
sectores de derecha no está en juego el proyecto político, sino la oportunidad
de conducirlo; y para nosotros, en cambio, el proceso de lucha sólo está
iniciando, las posibilidades de enterrar para siempre este régimen de poder
viejo y caduco dependerá de cómo afrontemos la lucha social y su desenlace de
aquí en adelante.
REVOLUCIONARIOS Y
PUEBLO....HA LLEGADO EL MOMENTO DE LA UNIDAD.
ES HORA DE CONSTRUIR EL
PODER POPULAR DESDE ABAJO.
buenazo el analisis,,, esos escenarios posibles estan dificiles de asumir.... el problema es que estamos en vacaciones de colegio y universidad, y parece que lo de la universidad fue premeditado, porque tendremos dos meses de vacaciones.... Creo que le faltó el escenario de la erupción del cotopaxi, creo que los calculos se estan manejando tmb desde ahi... en caso de erupción la crisis se agudizaría, subirían los precios, Quito se aislaría parcialmente, habría posiblemente escases de agua y comida, la producción se detendría, la comida de cotopaxi dejaría de producir y eso está pasando ahora mismo por la evacuación de zonas rurales especialemente ganaderas y agricolas campesinas... Eso abriría escenarios más complejos, como la irrupción de sectores populares que serán sistematicamente privados de recursos para que las clases altas no sufran los efectos de la erupción, barrios enteros a los que simplemente no llegue comida.... Eso lo estan calculando ahora mismo los alcaldes y el gobierno.... No han visto las caras de los alcaldes, son de espanto, el Rodas lo disimula muy bien, pero pronto le vendrán los sustos....
ResponderEliminarY eso sin hablar del estado de excepción suciamente manejado por el gobierno, qué pasará con las fuerzas armadas. En el artículo aparece una parcialización, como si estuvieron compradas por la derecha y la embajada,,, pero creo que el panorama es más complejo, las fuerzas leales a Correa, que lo siguen sosteniendo, y el debate que estaría generándose ahora mismo si los militares deben jugar el papel de la policía con el tema de las enmiendas, y en el Estado de excepción... y además que las fuerzas armadas son un campo oscuro aún para el movimiento social. Lo de la policia es cierto, acabo de escuchar que la tropa está en un 70% descontenta con el regimen, y en quito cada vez les molesta más tener que defender a unos 5 mil de 100 mil personas rodeando carondelet (fuente: conversación con un policia, no mia, de una señora muy amable que me lo contó el 13 de agosto)
Agradecemos su comentario, Charly1125. Continúe pendiente de los artículos del Blog de TESIS 11. SALUDOS.
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