TESIS 11

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domingo, 31 de mayo de 2015

HISTORIA POLÍTICA DEL ECUADOR: Del nacimiento de la utopía moderna en la mitad del mundo (Primera parte)


DEL NACIMIENTO DE LA UTOPÍA MODERNA EN LA MITAD DEL MUNDO


(De los orígenes de la izquierda. I)


Por Tomás Quevedo Ramírez





“La revolución me pedía la vida
para su triunfo. Me moría. Y era tan
suave irse bajo un sol que se hundía
en el alma sonriéndote y sonriendo a los
que quedaban para gozarla. A los hijos
de los hombres que tanto sufren. Hasta
dar la vida es poco por su alegría”.
Nela Martínez / Carta a Joaquín Gallegos Lara


     El siglo XX ecuatoriano fue testigo del nacimiento de la utopía de la revolución, de la mano de la creación de las primeras organizaciones de izquierda y el advenimiento de un proyecto que proclamaba la justicia para las clases históricamente excluidas y explotadas.
     La formación social ecuatoriana desde la etapa de la colonia había estructurado un orden social basado en los privilegios, a los cuales solo una minoría podía acceder, mientras una gran masa quedaba marginada de cualquier forma de riqueza que no sea su vida y su fuerza de trabajo. La hacienda serrana y las plantaciones cacaoteras fueron los espacios para la extracción del valor. El indio quedo reducido a la servidumbre y el negro a la esclavitud, mientras los mestizos tenían que solucionar su vida al servicio de criollos o grandes propietarios.
     Esta división tanto social como racial del trabajo, provocó que hasta mediados del siglo XX el conjunto de las relaciones serviles se mantuvieran como naturales, y como parte de las relaciones sociales de producción. Sin embargo, a partir del año de 1895 algo empezaba a cambiar, tanto en el imaginario de las élites, como en el de las clases explotadas. Por un lado la oligarquía cacaotera necesitaba un nuevo marco jurídico que el Estado terrateniente ya no le ofrecía, y en ciertos plantaciones cacaoteras se habían iniciado procesos de concientización social acerca del papel del trabajador y de su familia dentro de las mismas.
     El acontecimiento que abrió un nuevo panorama, tanto para las élites como para las clases populares fue la Revolución Liberal de 1895, la cual estuvo financiada por las élites del cacao. Eloy Alfaro quien acaudilló este proceso, logró sumar para su causa las montoneras que se habían formado en las provincias de Manabí y Esmeraldas, las cuales estaban compuestas por campesinos de extracción popular y algunos hacendados que habían sido excluidos de la riqueza generada por el cacao.
     En términos políticos, la Revolución Liberal, permitió una primera modernización del Estado, al separar de éste a la Iglesia, y al darle a la educación un sentido laico. Además abrió las puertas para que la burguesía pueda fomentar su proyecto económico, pactando en ciertos aspectos con la clase terrateniente serrana. Como señala Alejandro Moreano (1976), con el transcurrir de los años y las disputas entre liberales radicales, moderados y terratenientes, dio paso a que el liberalismo machetero sea marginado y en su lugar sea el liberalismo plutocrático quien asuma las riendas del Estado.
     En este marco, una de las secuelas de la Revolución Liberal fue el ampliar las condiciones para la conformación de una clase media, la cual al adquirir un determinado capital cultural, empieza también a exigir su participación dentro del Estado, a la par la modernización de las ideas y la introducción de nuevas ideologías tanto socialistas, nacionalistas, indigenistas como anarquistas fueron sentando las bases para la formación de las primeras organizaciones obreras con un inicial carácter clasista.
     Al momento que se desarrolló una conciencia política ‘moderna’ dentro de la masa trabajadora, y al mismo tiempo que se abría un ciclo de crisis económica en el modelo de acumulación basado en el cacao, se juntaron las causas para uno de los hechos pioneros en la conformación de la izquierda ecuatoriana; este hecho es conocido como el bautizo de sangre de la clase obrera ocurrido el 15 de Noviembre de 1922, fecha en la cual, un número no calculado de trabajadores fue asesinado por el ejército bajo el mando del presidente José Luis Tamayo. Esta masacre dejó ver que frente a cualquier rebelión que atente al status quo, el Estado de las clases propietarias utilizaría la fuerza, y más si este tipo de rebelión estaba comandada por trabajadoras y trabajadores.
     Esta masacre fue un detonante importante para el despertar de la conciencia, al contrario de tener consecuencias aleccionadoras, la sangre de trabajadoras y trabajadores permitió que ciertos sectores de la clase media cuestionen el manejo del poder en las manos de las élites cacaoteras. La clase media, que había sido producto de la Revolución Liberal, empezó también a protestar, y serán los militares junto a los sectores populares y cierta intelectualidad radicalizada, quienes encabecen una nueva revuelta denominada como: La Revolución Juliana.
     La Juliana, tiene como una de sus causas fundamentales la exclusión de las clases medias para ascender dentro del Ejército, y a la vez, la forma en la cual se había venido manejando al Estado, en el cual, no se sabía si mandaban los banqueros o el gobierno, puesto que las élites económicas, como señala Marx en el Manifiesto Comunista, habían convertido al gobierno, en una junta de administración de los bines de la burguesía.
     El 21 de Julio de 1925, una vez destituido el gobierno y formada la Junta Suprema Militar, encabezada por Luis Telmo Paz y Miño se proclama: “Es la hora de la prueba suprema, de la liberación política, económica y social de las clases populares. La juventud, las clases obreras, los elementos dirigentes, todos, todos, se aprietan férreamente […] contra la criminal locura de quienes quisieran eternizar el nefasto reinado de la dictadura, de la explotación y del engaño” (Coral, 1995: 3/Citado por Breilh y Herrera, 2011: 77).
     Esta proclama encierra el sentido de esta revolución, pues el anhelo popular es el fin del Estado de privilegios de la oligarquía y las posibilidades de una nueva forma de gobierno que proteja a los sectores populares de la explotación. Una de las barreras que encontraron aquellos que protagonizaron esta gesta, fue la fragmentación regional de la dominación política y económica, frente a la cual, el reto era institucionalizar el Estado y centralizar el manejo de la economía como una forma de expropiar los privilegios que históricamente habían acumulado las élites ecuatorianas.
     El programa de la Revolución Juliana es profundamente revolucionario para su tiempo, ya que dentro del mismo se contemplaba: la centralización de las rentas y los servicios administrativos, fortalecimiento económico a partir de recortar gastos innecesarios, establecimiento de un Banco Nacional que emita el papel moneda, desarrollo de un plan de construcción de obras públicas, modernización de la educación primaria y superior, leyes para el mejoramiento de la situación obrera, nueva organización del Ejército para que responda a las necesidades del país, leyes que dignifiquen a la raza indígena, modificar la Constitución para responsabilizar al presidente de sus faltas administrativas, imponer un impuesto del 25% a los capitales que salen del país; algunos de estos planteamientos iniciales como señala Breilh y Herrera (2011) quedarán plasmados en la constitución de 1929.
     Como se puede observar, el Programa de la Revolución Juliana es ambicioso e intenta construir una dimensión política democrática y participativa, además de centralizar el Estado frente a los intereses regionales que se cernían sobre él. Sin embargo, las limitaciones de este proceso, se dieron en la medida de la férrea oposición de las élites, pues no iban a permitir el despojo de sus privilegios, aunque no les quedo otra alternativa que ceder, lo que no significó que la Revolución haya cumplido con la totalidad de sus objetivos.
     Autores como Germán Rodas Chaves (2006) y Alexei Páez (2001) señalan que los factores para la formación de una tendencia de izquierda en el país a inicios del siglo XX  fueron entre otros: la radicalización de algunos liberales que van transitando hacia el socialismo, la presencia de un artesanado con ideología anarquista, la masacre del 15 de Noviembre de 1922,  y la Revolución Juliana; a esto habría que añadir un contexto de profunda crisis económica y de hegemonía por parte de las élites, y la presencia de núcleos socialistas conformados en algunas provincias del país, de manera especial por intelectuales, la mayor parte de estos grupos fue creado en 1919 como: La vanguardia (Loja); La Reforma (Tulcán); Grupo Lenin (Ibarra); Centro Socialista Doctrinario (Guayaquil) y el Núcleo Revolucionario de Manabí.
     Estos núcleos habían desarrollado un importante trabajo en lo referido al acercamiento a las masas trabajadoras, en especial agrícolas por las condiciones productivas del país, vinculándose a conflictos dentro de las haciendas serranas o las plantaciones costeñas, además del sector de servicios públicos (alumbrado, recolección de basura, ferrocarril). En este contexto señala Hernán Ibarra (2013) aparece el periódico de tendencia socialista “La Antorcha” fundado por Ricardo Paredes. El conjunto de estos acontecimientos, abre el sendero para la formación de los primeros partidos políticos de izquierda, e introduce al Ecuador dentro de la utopía moderna de la revolución.


Bibliografía:

Breilh, Jaime y Herrera, Fanny (2011) El proceso Juliano: pensamiento, utopías y militares solidarios, Quito, UASB-E/Corporación Editora Nacional.
Ibarra, Hernán (2012) El ideario de la izquierda comunista ecuatoriana (1928-1961) en El pensamiento de la izquierda comunista, Quito, Ministerio Coordinador de la Política y Gobiernos Autónomos Descentralizados.
Moreano, Alejandro (1976) Capitalismo y lucha de clases en la primera mitad del siglo XX, Quito, Editorial Universitaria.
Páez, Alexei (2001) Los orígenes de la izquierda ecuatoriana, Quito, FLACSO-E.
Rodas Germán (2011) Ricardo Paredes: el médico que se formó bajo la huella de la Revolución Juliana, Quito, Corporación Editora Nacional.
-----  (2006) Partido Socialista Casa Adentro: aproximación a sus dos primeras décadas, Quito, Ediciones La Tierra.

lunes, 25 de mayo de 2015

VÍDEO: Conocida periodista y activista estadounidense revela cómo Nestlé busca privatizar el agua.


CONOCIDA PERIODISTA Y ACTIVISTA ESTADOUNIDENSE REVELA
CÓMO NESTLÉ BUSCA PRIVATIZAR EL AGUA

     Abby Martin es una periodista independiente y activista estadounidense. En los últimos años ha sumado popularidad, pues creó entre otros proyectos su propio medio que promueve el periodismo ciudadano: Media Roots. En una publicación de 2013 Martin describe cuál es la filosofía de Nestlé, que de por sí goza de una pésima reputación, respecto del agua.
     La periodista nos muestra una declaración de Peter Brabeck, director ejecutivo de Nestlé, quien argumenta que el agua debe responder a los criterios del mercado por tratarse de un alimento. Es decir, lo equipara, aún con su carácter único, a cualquier producto de la línea de alimentación; lo separa de su naturaleza como un derecho humano limitado y único, imprescindible para la supervivencia.
     Esta visión es la que ha permeado a muchas agendas políticas del mundo. “El agua es un producto comestible como cualquier otro, debe tener valor de mercado”, dice Brabeck entre otros cuestionables argumentos.





lunes, 11 de mayo de 2015

CRÓNICA: Contradicciones de la revolución ciudadana.


CONTRADICCIONES DE LA REVOLUCIÓN CIUDADANA

Por Stalin Vilatuña




Pueblo que se somete, perece.
El pueblo más feliz es el que tenga mejor educado a sus hijos (…)
Ignoran los déspotas que el pueblo, la masa adolorida, es el verdadero Jefe de las revoluciones. 
Un pueblo educado no tolera la corrupción.
Un pueblo educado sabe muy bien diferenciar un discurso serio y una predica demagógica.
Sólo una fuerza necesita un pueblo: no desconfiar de su fuerza. 
Se afirma la educación de un pueblo cuando honra a sus héroes.
Dignifica que un pueblo de agricultores no sea rebaño.
¿Y quién la junta y guía? Sola, y como un solo pueblo, se levanta. Sola pelea. Vencerá, sola.
José Martí.



     Una mujer con licra Nike, zapatillas nike, caminando a un lado de la marcha de los y las trabajadoras. La cotidianidad de varios no se ve alterada por el 1ro de Mayo y sus demandas históricas. Para algunos, es un día donde no hay  que  ir a trabajar, para otros es un tiempo para descansar y relajarse, tal vez arreglar la casa, hacer alguna modificación en los muebles, ir a ver la película de estreno y para otros es el día donde  salen a las calles a gritar como un homenaje por los Mártires de Chicago.  Y pensar que en 1886, en Estados Unidos,  sindicalistas anarquistas fueron ejecutados por salir a las calles con espíritu combativo a participar en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas. El sentido de este hecho histórico fue, que de las 24 horas del día, 8 se dedicaran al trabajo, 8 a cultivar alguna habilidad y 8 para pasar tiempo con la familia.
     ¿Cuál sería en la actualidad la historia de los trabajadores si esta lucha no se hubiera concretado?
     Varias interrogantes se cruzan, al tiempo que miro la marea heterogénea que avanza por la calle Guayaquil en la capital ecuatoriana. Sindicalistas, comerciantes, cholos, indios, montubios, afroecuatorianos, mujeres, hombres, niños, estudiantes de colegio y universidad, jubilados y gente de la clase media. Todos con diversas demandas, todos defendiendo sus propios intereses, tratando de salvar su pellejo.  En el camino de la marcha veo cómo contradicciones golpean los sentidos a quemarropa. Un niño de no más de 10 años vendiendo aguas, probablemente no sabe por qué hay tanta gente gritando, pero sí sabe que esa gente va a necesitar agua para seguir gritando.
     Dos marchas con ideas opuestas, cada una buscando el cambio. Por un lado, un manto verde se moviliza desde el sector de la Villaflora hasta la plaza de Sto. Domingo, convencidos de que la revolución ciudadana es el camino para el cambio tan esperando. Por el otro, una ola de diversos colores, rojos, azules, violetas, blancos, negros. Cada una con su propia versión de revolución.

***

     En la tarima de los verdes se ve a personalidades como la presidenta de la Asamblea coreando las canciones de Quilapayún, y al tiempo recuerdo que ella meses atrás protagonizó un debate en redes sociales, sobre la reciente compra de una casa modesta avaluada en 250 mil dólares. ¿Será que compró la casa para que los niños y niñas huérfanos de educación y de vivienda puedan llegar a servirse un plato de comida después de trabajar más de 8 horas en las calles vendiendo aguas, chicles, chocolates, exponiendo su vida a diversos peligros?
     Ya en la plaza de San Francisco estudiantes del Colegio Mejía se suben a la pileta a ondear su bandera. ¿Se quejarán estos estudiantes por no verles a los hijos de asambleístas verdes ocupar las bancas de las escuelas, colegios y universidades que la revolución ciudadana llama escuelas del milenio? ¿Si es tan buena la educación verde, por qué les mandan a colegios como el Alemán y  Americano, y a centros infantiles como la Ludoteca? 

***

     Todavía existe un sistema educativo construido a la luz de la revolución industrial de los siglos XVIII y XIX, con docentes capacitados en el siglo XX, pero con alumnos nacidos en el siglo XXI.
     Recordando a Louis Althusser, en su texto sobre los Aparatos Ideológicos del Estado, la profesionalización de la mano de obra ayuda para que se siga reproduciendo el sistema capitalista. Debe ser por esto que este y otros gobiernos progresistas, apoyan una diferenciación en la educación. Hay centros educativos que capacitan para ser buenos trabajadores, otros, para ser buenos técnicos, otros para que protejan al Estado y otros para dirigir las empresas.
     La falta de educación hace que un pueblo sea manipulado, y que el sistema capitalista en el que vivimos vea presas fáciles en mentes que son alienadas por el ideal de consumo.
     ¿Por qué un gobierno que se dice revolucionario cree que el modelo de desarrollo de países como Suiza en el que no existe analfabetismo, pero que mantiene su economía a costillas de la esclavitud de niños de países empobrecidos como la India, es ejemplo para imitar?
     Si los asistentes de las dos marchas supieran que son los que generan la riqueza de cada una de las empresas, y supieran la cantidad de dinero en utilidades que les roba la empresa, seguramente hoy no habrían asistido a una marcha, sino a una huelga nacional.

Gracias queremos darle señor presidente / por tener en las calles a tanta gente / Gracias queremos darle señor presidente / porque ha firmado nuestra sentencia de muerte / Y ha echo de un paraíso un infierno de violencia interna / Y ha cortado un grupo de alas que quería llegar al sol o al mar…

Letra de ¨Mejía canta al pueblo¨ de David Chumania.

viernes, 8 de mayo de 2015

VÍDEO: Marcha del 1º de Mayo de 2015, más que una conmemoración.


LA ÚLTIMA LLANTA DEL COCHE
(Marcha del 1º de Mayo de 2015, más que una conmemoración)


Producido por LA MÁQUINA-COMUNICACIONES


Carlos Herrera, trabajador de la industria ecuatoriana, nos cuenta su historia de vida en la Marcha del 1ro de Mayo de 2015. Una niñez adversa, la migración del campo a la ciudad, la dificultad de conseguir un empleo, las condiciones laborales desfavorables, y su lucha desde el sindicalismo en una época de falsa revolución, son los temas de éste relato audiovisual.





jueves, 7 de mayo de 2015

FOTOREPORTAJE MARCHA 1º DE MAYO: Imágenes que son palabra.



IMÁGENES QUE SON PALABRA

Por Santiago González




     Vea nomás, mi amigo Pueblo, cómo anda uno dándole la vuelta a la frase hecha, al mundo deshecho… Disculpe la palabrería pero es necesario que vaya comprendiendo lo que le estoy explicando. 16 años de atropello jurídico, ¿sí se entiende, no, amigo? 16 años y de nuestras  jubilaciones patronales… ¡nada!... Pero hemos de seguir luchando, verá. ¡Caramba!, amigo pueblo. ¿Cómo será de hacerles entender a estos?




     Como le decía, jovencito Pueblo… ¡Otro año más sin utilidades! Viera, estos verdugos explotadores, si todas nuestras fuerzas ponemos, pues, las trabajadoras para sus ganancias. Presionándoles fue que dejamos de trabajar sábados y domingos. Ahora dicen que volvamos vuelta, como si una no tendría derecho a pasar más tiempo con la familia. Que porque no habido producción,… que por eso otra vez no hay utilidades, dicen estos. Sinvergüenzas, vea. ¡Sin-ver-güen-zas!



     Imagínese usted, hermano Pueblo… Si acaso que uno marcha por marchar ni por tener buena voz; marcho porque la palabra tiene sentido y razón… Si hasta ya le estoy parafraseando al Víctor Jara… ¿Sí le escuchaba usted?... ¡Buenaso!... Lo que le decía, apenas alcanza, hermano, con las justas. Que va  a ser digno el salario que se gana. Le confieso, para eso somos hermanos, en la casita escasea la comida. Mientras los otrotes campantes… ¡Claro!, como a ellos les entra de a miles…



     ¿Sí o no, mi viejo Pueblo?, ¿qué tienen que meterse a reglamentar, bajo sus patrañas legales, nuestros sindicatos?,… Si como queramos organizarnos los trabajadores es un tema de los trabajadores. Pero claro, por supuesto, les incomoda vernos organizados, les atemoriza que nos juntemos, que nos movamos… ¡Si se les nota clarito que organizados los trabajadores, hasta malos sueños tienen!, ¡ni han de dormir estos! 



         Yo si digo, compañero Pueblo: la huelga nacional tiene que ir… Están buenas las marchas, no digo que no, pero hay que darles donde les duele, hay que parar la producción, la calle, la carretera, quemar la llanta, volver a los “miguelitos”. Sí se ha de acordar compa… Y si salen a decir estos que no, que con cuidado la violencia, que la paz, que el Papa Francisco desaprueba, que la democracia… Eso es letanía del orden burgués… ¡Yo sí le entro a la huelga, compa!... ¿Y usted?

COYUNTURA POLÍTICA: Avanzar sin transar hacia el paro nacional.


Avanzar sin transar hacia el paro nacional
(Una reflexión sobre el Primero de Mayo)

Por Tomás Quevedo Ramírez



“Se sirvieron del Poder estatal,
sin piedad y con ostentación,
como de una maquinaria nacional
de guerra del capital contra el trabajo”.
Karl Marx / La Comuna de París

     El Primero de Mayo es una fecha histórica de reivindicación de las y los trabajadores del mundo; en los últimos años en nuestro país, esta marcha refleja los contrastes y las contradicciones entre dos posiciones políticas. Por un lado están las centrales sindicales históricas reunidas en el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), protagonistas de importantes huelgas y corresponsables de la democratización del país durante los años setenta; por el otro el oficialismo correista, compuesto por una fanesca ideológica y que se autoproclama como el gobierno de los trabajadores.
     El Primero de Mayo de 2015 se articularon un conjunto de demandas y descontentos: la arremetida contra las organizaciones sindicales, sociales y populares, un proyecto de código de trabajo contra los intereses de la clase trabajadora, la Ley de Justicia Laboral que expropia al IESS el 40% del aporte estatal para temas de salud, las últimas medidas económicas producto de la baja del precio del petróleo. A esto se suman la actitud antidemocrática del presidente y el simulacro de participación del que presume el gobierno de Alianza País.
     En las calles de Quito, el Primero de Mayo se oyó la consigna: Y qué es el gobierno de Alianza País…caricatura de revolución / caricatura de revolución…es el gobierno de Alianza País. La marcha de las centrales sindicales reivindicó en las calles su derecho a la protesta, denunció la prepotencia y las máscaras de la mal llamada democracia correista; un elemento importante de la marcha fue la alegría, los colores, las sonrisas, la música que trabajadores, estudiantes, maestros, niños y niñas, jóvenes, jubilados y profesionales compartieron.
     Esta marcha mostró de manera concreta el descontento de la gente, la inconformidad y la defensa de los derechos, fue una marcha masiva, que llenó la plaza de San Francisco por varias ocasiones; ninguno de los y las participantes fueron pagados, sino pueblo (auto) organizado. No podemos cerrar los ojos a la presencia de la derecha, de sectores oportunistas y de sectores de la burguesía que intentaron montarse sobre la manifestación de los trabajadores y trabajadoras; sin embargo, se sintieron en un lugar extraño y lejano, pues había en la marcha una marcada posición de clase que dividía intereses y proyectos políticos.
     Mientras esto pasaba en la marcha de las centrales sindicales y de las organizaciones sociales, la contramarcha correista utilizando la maquinaria del Estado, y desde temprano se dedicó a repartir colas y sánduches a sus allegados, claro, traídos de otras provincias; esta marcha estaba compuesta por organizaciones creadas de manera paralela como la Central Única de Trabajadores (CUT), la Alianza Indígena o la Red de Maestros por la Revolución Educativa, su concentración parecía más un show artístico que una jornada política de reivindicación, mostrando con ello, la necesidad del gobierno de lanzarse a las calles para medir fuerzas y legitimarse frente a los sectores populares.
     Esta marcha no llegó a tener el nivel de presencia que la organizada por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) y la CONAIE, ante esto el gobierno utilizó los medios de comunicación gubernamentales para tratar de mostrar que fueron más, sin embargo las calles mostraron lo contrario. Es indignante que un gobernante deslegitime desde la sabatina el proceso de organización y movilización de aquellos que no comparten sus ideas, lo que deja ver la preocupación y la necesidad de anular mediáticamente la presencia masiva de trabajadores en las calles, protestando contra las medidas de este gobierno.
     Lo que hay que preguntarse ahora, es cómo va a continuar este nuevo ciclo de movilizaciones y de fortalecimiento del movimiento sindical y popular; se ha señalado que lo que viene es un paro nacional, para ello es necesario trabajar en las bases, fortalecerlas ideológicamente y sobre todo tomar distancia tanto de la derecha como de aquellos que quieren utilizar la movilización con intereses electorales y oportunistas. Es claro que la conciencia de nuestro pueblo está despertando, que la dignidad rebelde ha puesto la política en las calles nuevamente. Ahora la tarea es avanzar sin transar hacia el paro nacional.