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jueves, 7 de mayo de 2015

COYUNTURA POLÍTICA: Avanzar sin transar hacia el paro nacional.


Avanzar sin transar hacia el paro nacional
(Una reflexión sobre el Primero de Mayo)

Por Tomás Quevedo Ramírez



“Se sirvieron del Poder estatal,
sin piedad y con ostentación,
como de una maquinaria nacional
de guerra del capital contra el trabajo”.
Karl Marx / La Comuna de París

     El Primero de Mayo es una fecha histórica de reivindicación de las y los trabajadores del mundo; en los últimos años en nuestro país, esta marcha refleja los contrastes y las contradicciones entre dos posiciones políticas. Por un lado están las centrales sindicales históricas reunidas en el Frente Unitario de Trabajadores (FUT), protagonistas de importantes huelgas y corresponsables de la democratización del país durante los años setenta; por el otro el oficialismo correista, compuesto por una fanesca ideológica y que se autoproclama como el gobierno de los trabajadores.
     El Primero de Mayo de 2015 se articularon un conjunto de demandas y descontentos: la arremetida contra las organizaciones sindicales, sociales y populares, un proyecto de código de trabajo contra los intereses de la clase trabajadora, la Ley de Justicia Laboral que expropia al IESS el 40% del aporte estatal para temas de salud, las últimas medidas económicas producto de la baja del precio del petróleo. A esto se suman la actitud antidemocrática del presidente y el simulacro de participación del que presume el gobierno de Alianza País.
     En las calles de Quito, el Primero de Mayo se oyó la consigna: Y qué es el gobierno de Alianza País…caricatura de revolución / caricatura de revolución…es el gobierno de Alianza País. La marcha de las centrales sindicales reivindicó en las calles su derecho a la protesta, denunció la prepotencia y las máscaras de la mal llamada democracia correista; un elemento importante de la marcha fue la alegría, los colores, las sonrisas, la música que trabajadores, estudiantes, maestros, niños y niñas, jóvenes, jubilados y profesionales compartieron.
     Esta marcha mostró de manera concreta el descontento de la gente, la inconformidad y la defensa de los derechos, fue una marcha masiva, que llenó la plaza de San Francisco por varias ocasiones; ninguno de los y las participantes fueron pagados, sino pueblo (auto) organizado. No podemos cerrar los ojos a la presencia de la derecha, de sectores oportunistas y de sectores de la burguesía que intentaron montarse sobre la manifestación de los trabajadores y trabajadoras; sin embargo, se sintieron en un lugar extraño y lejano, pues había en la marcha una marcada posición de clase que dividía intereses y proyectos políticos.
     Mientras esto pasaba en la marcha de las centrales sindicales y de las organizaciones sociales, la contramarcha correista utilizando la maquinaria del Estado, y desde temprano se dedicó a repartir colas y sánduches a sus allegados, claro, traídos de otras provincias; esta marcha estaba compuesta por organizaciones creadas de manera paralela como la Central Única de Trabajadores (CUT), la Alianza Indígena o la Red de Maestros por la Revolución Educativa, su concentración parecía más un show artístico que una jornada política de reivindicación, mostrando con ello, la necesidad del gobierno de lanzarse a las calles para medir fuerzas y legitimarse frente a los sectores populares.
     Esta marcha no llegó a tener el nivel de presencia que la organizada por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) y la CONAIE, ante esto el gobierno utilizó los medios de comunicación gubernamentales para tratar de mostrar que fueron más, sin embargo las calles mostraron lo contrario. Es indignante que un gobernante deslegitime desde la sabatina el proceso de organización y movilización de aquellos que no comparten sus ideas, lo que deja ver la preocupación y la necesidad de anular mediáticamente la presencia masiva de trabajadores en las calles, protestando contra las medidas de este gobierno.
     Lo que hay que preguntarse ahora, es cómo va a continuar este nuevo ciclo de movilizaciones y de fortalecimiento del movimiento sindical y popular; se ha señalado que lo que viene es un paro nacional, para ello es necesario trabajar en las bases, fortalecerlas ideológicamente y sobre todo tomar distancia tanto de la derecha como de aquellos que quieren utilizar la movilización con intereses electorales y oportunistas. Es claro que la conciencia de nuestro pueblo está despertando, que la dignidad rebelde ha puesto la política en las calles nuevamente. Ahora la tarea es avanzar sin transar hacia el paro nacional.

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