#PANAMAPAPERS:
ENCUBRIR LAS RIQUEZAS
Editorial de La Jornada
5-IV-2016
El conjunto de revelaciones
conocido como #panamapapers, una filtración de 11.5 millones de
registros de la firma consultora Mossack-Fonseca, con sede en Panamá y
sucursales en distintos puntos del planeta, no sólo pone en evidencia las
vastas irregularidades de esa empresas sino que exhibe la manera en que políticos,
potentados, personalidades públicas y delincuentes del mundo esconden sus
riquezas y lavan sus capitales, sea para escamotearlos a la acción de
la justicia, para eludir al fisco, para disimular conflictos de intereses o
simplemente para encubrir patrimonios impresentables.
La investigación periodística
realizada por el periódico alemán Süddeutsche Zeitung y por un
equipo de más de 370 informadores de 78 países afiliados al Consorcio
Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés)
permite ver cómo las grandes entidades bancarias operan como intermediarios
entre Mossack-Fonseca y sus clientes y, en algunas ocasiones, participan en
complicadas operaciones de triangulación de fondos a través de diversos paraísos
fiscales situados en distintos continentes.
Asimismo, los primeros
resultados de la investigación, dados a conocer ayer, dan cuenta de una miríada
de individuos próximos a políticos destacados –parientes, amigos cercanos,
socios o subordinados directos– que han movido fortunas a través de la red
establecida por la empresa con sede en Panamá, aunque sus ingresos declarados
no guarden ninguna correspondencia con los astronómicos montos de tales
operaciones.
El material investigado y
revelado ayer indica que por medio de Mossack-Fonseca se han fundado más de 200
mil empresas fantasmas en diversosparaísos fiscales; es decir, países o
enclaves en los cuales está garantizada la secrecía total de acciones, valores
y cuentas bancarias, y en los que es posible fundar compañías que son una mera
fachada. Ha de convenirse que la mayor parte de las operaciones realizadas por
medio de esa red no son estrictamente ilegales; sin embargo, que empresas e
individuos oculten de esa forma la existencia y el origen de grandes riquezas
resulta indicativo de actitudes furtivas que no tendrían razón de ser si tales
montos no estuvieran asociados de alguna forma a un amplio espectro de figuras
delictivas que van de la defraudación fiscal al secuestro y el atraco, pasando
por el desvío de fondos públicos y quiebras fraudulentas.
En 2010 y 2011 la divulgación de
los cables del Departamento de Estado de Estados Unidos, coordinada por Wikileaks en
un trabajo conjunto con diversos medios de distintos países –entre ellos La
Jornada– permitió a las sociedades hacerse una idea del grado de
descomposición de los poderes públicos y de la sistemática intervención de
Washington en los asuntos internos de otros países; dos años más tarde las
revelaciones de Edward Snowden mostraron la faceta del gobierno estadunidense
como espía del mundo; ahora, la filtración conocida como #panamapapers constituye
una cruda radiografía del campo de corrupción, opacidad e impunidad que se
establece en el triángulo formado por las entidades bancarias, los paraísos
fiscales y despachos que asesoran en la ocultación y el lavado de dinero,
como la empresa referida con sede en Panamá.
Cabe esperar que en esta ocasión
la revelación logre romper el blindaje de cinismo de que se han dotado los
poderosos de todo el mundo.
Foto: BBC
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