Claves de una derrota anunciada
¿CANTO DEL CISNE DEL CHAVISMO?
Por Juan Agulló y Rafael Rico Ríos*
7-XII-2015
Hace 17 años, el 6 de diciembre
de 1998, Hugo Chávez, ganó las elecciones presidenciales en Venezuela por
abrumadora mayoría (56.20%). El país sudamericano enterró el bipartidismo y
clausuró un ciclo de pesadilla en el que la sucesión de crisis y ajustes
estructurales pareció no tener fin.
Ayer, justo 17 años después,
Nicolás Maduro, sucesor de Chávez en la Presidencia, perdió el control del
poder legislativo que pasará a manos de la oposición. Tras 18 victorias en
diversas contiendas, ésta ha sido la primera derrota de cargos electos. A
partir de ahora, pase lo que pase, es posible que estemos ante otro cierre de
ciclo. Pero, ¿estará el chavismo ante su canto del cisne?
En primer lugar, recordemos que
se trata de unas elecciones legislativas, no presidenciales y, por tanto, el
ejecutivo continúa gobernando hasta 2019.
Sin embargo, la abultada
victoria de la oposición, con más de 100 diputados, le da lo que se llama
“mayoría calificada” que le permitirá, entre otras cosas, aprobar o rechazar
cualquier ley, dar voto de censura al vice-presidente y ministros, hacer
reformas constitucionales, entre otras atribuciones legislativas.
Por otra parte, con la fuerza
que ha exhibido la oposición se plantea la posibilidad de convocar un
referéndum revocatorio al Presidente de la República, pero estarían obligados a
recoger las firmas del veinte por ciento de los electores inscritos y superar
en el referéndum los resultados que alcanzó Nicolás Maduro en 2013.
La oposición aún no tiene el
gobierno pero esta victoria deja al actual gobierno debilitado ante un
escenario de fuerte crisis económica, política y social.
La gran pregunta es por qué
después de tantas victorias, esta vez sí ha perdido el chavismo. Para responder
a esta cuestión es necesario plantearse qué ha sido y qué es el chavismo.
En sus orígenes, el chavismo pivotó
sobre dos grandes columnas:
1. Una reacción al recetario neoliberal y a la crisis de legitimidad
bipartidista que no solucionaba los problemas de las grandes desigualdades
dentro de una sociedad venezolana profundamente fracturada.
2. Un proyecto político que, desde que Chávez entró en la escena política
en 1992, estuvo orientado a superar la dependencia petrolera y el pésimo
reparto de su renta.
¿Y qué ha ocurrido en estos 17
años? veamos algunas claves de un primer análisis del día después de una
derrota.
Primera clave, enfrentamiento
con EEUU
El plantear el reparto y control
de la renta petrolera fue para Venezuela firmar una declaración de guerra
contra EEUU que considera casi cualquier reserva energética del mundo (y más
aún, las del Hemisferio Occidental) como una cuestión de Seguridad
Nacional. Este enfrentamiento se tradujo en un rosario de intervenciones,
mediáticas, económicas, políticas, directas e indirectas, del gigante del Norte
contra Venezuela, incluyendo el Golpe de Estado de abril de 2002. 17 años
después, aunque Venezuela ha diversificado compradores, ha seguido dependiendo
de Washington.
Segunda clave, dependencia
petrolera
El chavismo ha
sido incapaz de reducir su dependencia rentista del petróleo durante estos 17
años. No ha logrado generar tejido industrial, ni recuperar la producción
agrícola, ni establecer una economía de servicios medianamente competitiva.
Aunque logró retener un porcentaje mucho mayor de la renta petrolera en el
país, suficiente para enfurecer a diversos lobbies multinacionales, no
consiguió superar la dependencia petrolera y mantuvo las consecuencias de una
economía rentista.
Mientras los precios del
petróleo fueron altos, el chavismo mantuvo el reparto de la renta con una
fuerte apuesta social basada en programas sociales que mejoraron
ostensiblemente las condiciones de los sectores más desfavorecidos, redujeron
espectacularmente niveles alarmantes de pobreza y proporcionó salud y educación
gratuitas a todos los sectores sociales.
Sin embargo, en los últimos años, Estados Unidos, que sigue siendo adicto a
las energías fósiles, apostó por el fracking y los países
productores de crudo no quisieron disminuir su producción, lo que provocó la
fuerte caída de los precios petroleros que impactaron dramáticamente en la
economía venezolana y en la sostenibilidad de su modelo social. Fue ahí cuando
la escasez de productos de primera necesidad, la ineficiencia, el clientelismo,
la corrupción y una política social desestructurada y desorganizada, comenzaron
a desgastar los logros del chavismo.
Tercera clave, fracaso con los
problemas endémicos
Si preguntan en la calle por qué
ha perdido el chavismo estas elecciones, la respuesta es muy
clara: escasez de productos, subida de precios, desabastecimiento e
inseguridad. Sin embargo, estos problemas, que han generado un creciente
malestar en la población, se vienen incubando desde hace años, son producto de
unas inercias estructurales que el chavismo creyó poder
conjurar con solo evocarlas pero que ha sido incapaz de superar. El gobierno se
ha defendido argumentando que son inducidos por factores con intereses
contrarios al proceso pero este argumento, en esta ocasión, no ha sido
suficiente para convencer a las mayorías.
Cuarta clave, falta de institucionalidad
El chavismo fue
incapaz de generar una institucionalización que asentara conquistas sociales y
el diseño de un nuevo modelo de Estado que mantuviera de forma sostenible y
eficiente un sistema político y económico orientado a la igualdad y a la
justicia social.
Quinta clave, radicalización de
la oposición
La oposición no solo es
heterogénea sino que está profundamente dividida. La violencia callejera
promovida a principios de 2014 por Leopoldo López y María Corina Machado, minó
el liderazgo de Henrique Capriles Radonski que pretendía un acercamiento al chavismo y
trataba de alcanzar unos acuerdos de mínimos en temas claves como la
inseguridad. Esta división de la oposición ha permitido que durante estos 17
años los sectores radicales de extrema derecha tomaran la iniciativa política
impidiendo cualquier acuerdo de Estado entre gobierno y oposición y generando
un clima de ingobernabilidad constante que ha obstaculizado el desarrollo de
las políticas del gobierno.
Sexta clave, heterogeneidad
del chavismo
El chavismo tampoco
es homogéneo. El malestar social endémico que dio origen al chavismo aglutinó
en un mismo proceso distintas sensibilidades políticas, distintos sectores
sociales, visiones de país, civiles y militares. Esta heterogeneidad
ideológica, que ha sido fortaleza en la unidad y como bloque contra las
embestidas de la derecha, sin embargo, ha impedido el diseño de políticas
claras y coherentes. El chavismo se ha convertido más en un
sentimiento político de unidad de sectores políticos y sociales heterogéneos
frente a una clase dominante que en una doctrina política claramente definida.
Esta derrota es un toque de
atención no solo al chavismo sino a la izquierda en general
cuando tiene que pasar de las intenciones, del discurso por la igualdad y la
denuncia de las injusticias sociales, a gobernar con políticas viables que den
solución a las necesidades concretas de los ciudadanos.
Conclusión
Los resultados de la elección de
ayer pueden ser engañosos. En 1972, en un librito titulado “Venezuela
contemporánea, ¿un país colonial?”, el historiador Federico Brito Figueroa
sostenía que su país, en buena medida como consecuencia de la
producción/dependencia petrolera, era un excelente ejemplo del colonialismo
posterior a la descolonización. Es verdad que hasta cierto
punto Chávez acabó con la tutela extranjera pero no con la dependencia
petrolera y sus nefastas consecuencias sociopolíticas. ¿Lo hará la oposición?
Aunque suene a tópico, lo cierto
es que ante la fuerte polarización que vive y padece la sociedad venezolana, la
oposición debe asumir su victoria con responsabilidad ante el reto que le han
concedido los ciudadanos, algo de lo que hasta ahora no ha hecho gala. Su
victoria se debe más al fracaso del gobierno en afrontar los problemas que
azotan el país que a méritos propios como opción política que ilusione a las
mayorías.
El voto a la oposición, como su
nombre indica, es un voto de oposición más que un voto de construcción y no se
debe olvidar que las políticas de la llamada Cuarta República, con su viejos dirigentes
que siguen activos, tampoco pudieron solucionar los problemas endémicos
irresueltos, dependencia petrolera, el reparto de la riqueza, las
desigualdades, la marginalidad o la inseguridad.
Mientras tanto, el chavismo,
que no es solo este gobierno, ha dejado una profunda conciencia política en el
pueblo venezolano que ha marcado un antes y un después en la historia de este
país y con capacidad y fuerza suficiente como para renovarse y generar nuevos
actores y movimientos políticos que entren en la escena política venezolana y
latinoamericana. Que nadie lo dé por vencido.
* Juan Agulló es sociólogo (geotlati@gmail.com); Rafael Rico Ríos
es Ingeniero de Telecomunicación (@rafaelricorios)
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