TESIS 11

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¡ Comunicar es transformar !

miércoles, 29 de abril de 2015

LA GUARIDA DEL BÚHO: Y ahora se murió el gato... en otra sabatina.


Y ahora se murió el gato… en otra sabatina

Por: Hugo Palacios (el búho)




     Tal como sucedió con el trágico deceso de mi perro Sandokán, quien se fue al otro mundo gracias a un descuido de su dueño, que lo dejó con el televisor encendido mientras se transmitía una sabatina de una tal revolución de una tal ciudadana; y conforme la venganza que la había prometido al finado can, el felino de la vecina -odiado hasta el último ladrido por Sandokán- pasó a mejor vida: “la sabatina será tu tumba”, se la juré. Aproveché que la anciana vecina, fuera ya de los registros del mundo de los vivos, me encargó su gato, ocasión que aproveché para engatusarlo. Dejé whiskas en su puerta, y luego las iba regando formando un camino en forma de laberinto hasta mi casa, hasta mi cuarto, hasta mi cama, lugar donde mi querido Sandokán expiró su último suspiro guau.
     El gato cayó en mi trampa. Minutos después se quedó plácidamente recostado sobre las cobijas, encendí la  televisión y lo dejé ahí, escuchando y viendo a aquel señor de la retórica blablablabla de cada sábado nuestro. Me fui a fumar un tabaco a los años, y luego a leer las noticias del día, donde se decía que por alguna razón que no entiendo las pensiones jubilares -gracias al sabatinero- si te he visto ni me acuerdo, o sea que el gobierno no le debe ni las gracias al IESS, que esa institución tiene plata de sobra con la que podrían alimentar a los gatos de toda la humanidad, algo así más o menos.
     A eso de las 13 horas subí a mi cuarto. La escena era digna de algún cuento de Poe. El gato yacía muerto en la cama, con sus ojos abiertos y en los que se dibujaba la agonía de un felino que hubiera preferido el peor veneno antes que la tortura de ser testigo mediático de una sabatina. No quiero imaginarme el cuadro dantesco de ese pobre animal corriendo como loco por la habitación, aruñando las paredes, dándose de golpes contra el televisor y suplicando con un millón de miaus al señor de los blablabla de los sábados que por dios, por la revolución por Escrivá de Balaguer, que se calle aunque sea una horita, que animales y humanos se lo agradecerán.
     No es que uno odie a los animales, al contrario, pero si usted desea deshacerse de uno de ellos por x o y motivo, no tiene más que encender la televisión un sábado en la mañana y aleluya amén. 

jueves, 23 de abril de 2015

LA GUARIDA DEL BÚHO: Mi perrito murió en plena sabatina.


Mi perrito murió en plena sabatina

Por: Hugo Palacios (el búho)



     Perdón por la franqueza. Pero es verdad. Un sábado cualquiera, descansaba en la cama de plaza y media, heredada de una abuela que murió de soledad. Eran las 10 am y encendí la televisión. Miré un rostro conocido, quise cambiar automáticamente de canal, pero mi perrito Sandokán hizo acto de presencia, se lanzó a la cama y jugó conmigo por varios minutos. Ni cuenta de que en la pantalla seguía hablando un señor que bla-bla-bla todos los sábados. Me levanté, dejé a Sandokán en el cuarto, cerré la puerta y procedí a deleitarme con un exquisito desayuno, el calentadito de la noche anterior.
     Como era sábado, revisé la refrigeradora. Nada, lo que es nada. Ni un rábano. Si un ratón entraba ahí moría desnucado. De compras urgente. Demoré dos horas en ir y volver. Me acordé de Sandokán, fui a verlo entusiasmado porque le había prometido una libra de carne a cambio de que deje de comerse por partes al gato de la vecina Juana. El pobre felino ya no sabía dónde esconderse. Mi perro se la tenía sentenciada. Bueno, ese es otro tema, les comentaba que abrí la puerta del dormitorio y… ¡horror! Sandokán yacía moribundo en la cama. No sabía qué le había ocurrido, si siempre había demostrado buena salud. Murió en mis brazos con los ojos a punto de estallar, y sus orejas, raídas con sus propias garras, parecían papel mojado. ¿Qué había sucedido?
     Me senté a llorar por varios minutos hasta que… claro, era eso. La televisión seguía encendida y aquel señor de los sábados seguía bla bla bla bla. ¡¡¡Nooooooooooooo!!! Yo era el asesino involuntario de mi perro.
     ¡Cómo pude dejarlo ahí, escuchando tanta blablapipehuesosubiribiri! Cómo fui capaz de someterlo a tremenda tortura sabatina. ¿Qué nomás habrá escuchado el pobre perro?, el pobre. Si un humano, bien informado y en pleno uso de sus facultades, difícilmente aguantaría cinco minutos, imagínense un perro. Dos horas, dos horas… ¡de terror!
     Mi vecina Juana murió hace dos días. Me suplicó antes de dejar este mundo que, por diosito, me hiciera cargo de su gatito. Así lo hice. Pero espera mishifus que sea sábado. No puedo ser infiel con mi perro que te odiaba hasta las últimas consecuencias. Te dejaré ahí, sobre mi lecho, en plena sabatina. Y hubieras mil veces preferido que te coma Sandokán.

viernes, 10 de abril de 2015

PERFIL: Anna Seghers, escritora alemana.


Anna Seghers, una escritora comunista  

Por: Pepé Gutiérrez
27-III-2015




     Anna Seghers fue una de las novelistas alemanas más importantes del pasado siglo, una escritora combativa estrechamente ligada al mundo obrero y a las ideas socialistas en un tiempo en el que fue muy difícil mantener la integridad. Se trata por lo tanto de una autora a reivindicar y recuperar antes de que, como diría ella misma: “No olvidemos tampoco a aquellos que tan fácilmente se olvidan: los sin nombre”. Aquí es conocida especialmente por dos obras, La revuelta de los pescadores de Santa Bárbara y La Séptima cruz con varias reediciones, algunas de ellas recientes. Aunque sea de manera silenciosa, sigue siendo publicada.
     Durante la primera mitad de los años treinta hubo una fracción considerable de artistas, escritores e intelectuales, entre ellos algunas mujeres como la germana Anna Seghers, seudónimo de Netty Reiling, nacida en Maguncia (19-XI-1900) en el seno de una familia judía acomodada. A los 19 años se matriculó en la Universidad de Heidelberg, donde se doctoró con la tesis sobre los judíos y judaísmo en la obra de Rembrandt. La elección de su seudónimo se debe al pintor y grabador holandés Hércules Seghers, un contemporáneo de Rembrandt.
     En 1925 se casó con el sociólogo húngaro László Radványi; en 1928 publicó su primer libro, La revuelta de los pescadores de Santa Bárbara (Aufstand der Fischer von St. Barbara; Editorial: Cátedra, Madrid, 1988), sobre una revuelta de pescadores bretones. En él ya trata el tema de la necesidad de cooperar para luchar contra la opresión y de cómo esa lucha da significado a la vida. Por este libro ganó el prestigioso premio Kleist. El mismo año Anna ingresa en el Partido Comunista Alemán (KPD), así como en su filial, la Asociación de Escritores Proletario-Revolucionarios. Viaja por primera vez a la Unión Soviética en 1930 y su fe se mantiene inquebrantable. Tras la toma del poder por los nazis, fue detenida por la Gestapo en 1933 y sus libros fueron prohibidos y quemados. Una vez puesta en libertad, pudo huir a Suiza, de donde se trasladó a París.
     En 1934 se hizo en la URSS una adaptación al cine dirigida por Erwin Piscator. En ese mismo año (1928) ingresó en el Partido Comunista Alemán (el KPD). También se afilió a la Asociación de Escritores Revolucionarios. En 1930 viajó a la Unión Soviética para participar en el Congreso de la Unión Internacional de Escritores Revolucionarios celebrada en Jarkov (Ucrania). En 1933, tras la toma del poder por los nazis, fue detenida por la Gestapo, siendo puesta en libertad poco después. Antes de esto ya había sido amenazada por los nazis, especialmente a raíz de la publicación de su novela Los Compañeros (Die Gefährten, 1932), en la que atacaba al fascismo. Sus libros fueron prohibidos en Alemania. Huyó con su marido a Suiza y de ahí a Francia, como tantos otros intelectuales, instalándose en París, donde pasaría la primera etapa de su largo exilio.
     A diferencia de muchos compañeros de profesión, la producción literaria de Seghers no disminuyó su potencial a causa del exilio. Por el contrario, tuvo precisamente en este tiempo su periodo creativo más destacado, tanto cualitativa como cuantitativamente. En este sentido es probable que la ayudase el hecho de que la primera estación de su exilio fuera Francia, país que amaba y cuya lengua dominaba perfectamente. No obstante desde París hizo frecuentes viajes a otros lugares. Incluso se trasladó clandestinamente a Austria para documentarse sobre el levantamiento obrero contra el régimen fascista de Dollfuss, sobre el que escribirá la novela El camino por febrero (Der Weg durch den Februar, 1934).
     En esta novela describe cómo se va adquiriendo la conciencia de clase por los trabajadores, adormecida en un primer momento, y que despierta en la lucha abierta contra los poderes reaccionarios. Hombres y mujeres normales, gente sencilla, van desarrollando no sólo una gran fuerza política, sino un enorme potencial de resistencia. Esa fuerza de los débiles cuando se unen en una causa común sería una constante en su obra. Desde la perspectiva de la novela se desprende que la responsabilidad de la derrota fue de la dirección del Partido Socialdemócrata austriaco, que en el momento decisivo no supo o no se atrevió a ponerse a la cabeza del movimiento.
     Desde 1933 hasta 1935, junto a otros escritores, formó parte de la redacción de la revista mensual de literatura y crítica Neue Deutsche Blittler (Nuevas Páginas Alemanas), que se editaba en Praga. Ya en el primer número hacían una declaración contra los que abogaban por un esteticismo apolítico: "No existe la neutralidad. Para nadie. Sobre todo no la hay para los escritores. Incluso el que calla toma parte en la lucha. Quien asustado y confundido por los acontecimientos se refugie en su exilio interior, quien convierte el arma de la palabra en un juguete o en mero adorno, quien, aclarado, se resigne, se condena a sí mismo a la esterilidad social".
     En 1937 escribe El rescate (Die Rettung), donde relata la angustia de siete mineros atrapados a 700 metros de profundidad tras una explosión de grisú, donde esperan la llegada de auxilio. El protagonista, el picador Andreas Bentsch, mantiene la esperanza frente al pánico y la desesperación que les va invadiendo, hasta que son rescatados. Pero sus problemas continúan después del rescate. Ante el inminente cierre de la mina, sus compañeros le piden consejo a Bentsch, pero él no sabe qué hacer, se siente impotente. Tras la detención de un amigo comunista, finalmente Bentsch adquiere conciencia de clase y pasa a la clandestinidad de la lucha revolucionaria.
     Durante en estos primeros años de exilio, Anna se dedicó también al estudio de las cuestiones estéticas y de teoría literaria. En este aspecto, conviene destacar su controversia con Georg Lukács sobre el realismo. Ambos coinciden en el objetivo (dar a conocer la realidad para transformarla), pero discrepan sobre el método. Mientras Lukács hace especial hincapié en el momento racional de la producción artística, Anna Seghers diseña los elementos de una estética de la experiencia, en cuyo centro está el concepto de la inmediatez de la representación y el efecto.
     El “crack” del 29 había desacreditado la irracionalidad del libre mercado, la situación de los trabajadores se hizo más penosa, el rechazo ya existente al desastre social y humanitario que había significado la “Gran Guerra” se hizo más potente gracias a diversos testimonios literarios (Remarque, Hemingway, Ford Madox Ford, Barbusse, etcétera), un ambiente al que se añadió el ascenso del fascismo en Alemania. El criterio de la traición de los intelectuales (Julián Benda), se hizo generalizado entre las nuevas generaciones, pero también entre veteranos como Romaní Rolland o Thomas Mann. Fue en este contexto en el que la escritora alemana conocida como Anna Seghers, se planteaba: “Aún puedo recordar aproximadamente unas líneas que nos emocionaron en un tiempo: Los intelectuales son culpables de muchos dolores. Bastante a menudo, han traicionado la fortaleza de su fe, manchas de todas clases ensucian su obra grandiosa.” ¿Qué quería dar a entender Barbusse con estas palabras? Al entender de Barbusse, de Anna Seghers y de muchos otros, la repuesta estaba en el partido comunista.
     En el caso de ella, en el partido alemán al que le tocó vivir el mayor revés de la historia, la más completa negación de lo que había significado la revolución de Octubre: la victoria de los nazis en 1933, una verdadera contrarrevolución preventiva que acabaría desviando el curso de la historia hacia el mayor desastre jamás conocido. Todo sucedió en tan poco tiempo, en un plano histórico tan descomunal, que el partido de las tres L, Lenin, Luxembourg, Liebknecht, se encontró de la noche a la mañana con su reverso oscuro. Un reverso que tomó la forma del idealismo burocrático, de la mitificación del partido-Iglesia desarmado con la tesis de que el SPD era el enemigo principal, que la victoria de Hitler sería el prólogo de la revolución. Lo que vino después fue una pesadilla, sobre todo para los comunistas germanos que se exiliaron a la URSS.
     Pero por entonces, el horizonte de la disidencia aparecía como una opción para la que existía espacio y después de la hecatombe, las discusiones fueron pocas, una de ellas se desarrolló mediante un intercambio epistolar mantenido entre el flamante Georg Lukács y Anna Seghers. El primero manifestó sus reflexiones con ocasión del “Día del Partido” alemán montando por los militantes exiliados en Bruselas en 1935, las llamó las “Tesis de Blum” de la política del Frente Popular. En su opinión, también los escritores de izquierda se habían desligado del pueblo, rechazó el vanguardismo literario y sus portavoces en las filas comunistas, esto es, contra el filósofo Ernst Bloch y contra sí mismo, el joven Lukács autor de Teoría de la novela (1920) e Historia y conciencia de clase (1923). Al mismo tiempo, reivindicó a más anticuados y convencionales de la izquierda, al Máximo Gorki instalado, a Romain Rolland, y Heinrich Mann y otros próximos al Komintern.
     Los vanguardistas ofrecían solamente añicos, astillas de la realidad, impresiones y opiniones subjetivas que, para la masa de los lectores, ni resultan comprensibles, ni atractivas. Por el contrario, los realistas presentan la totalidad social, la plenitud de la vida; a sus obras, los lectores pueden aproximarse por muchísimas puertas, desde los ángulos y experiencias vitales más diversos y pueden aprender en ellas no sólo lo que el autor, sino lo que la vida misma dice. “A Joyce y a otros representantes de la literatura vanguardista (…) le conducen sólo una estrecha puerta; hay que tener una preparación especial para comprender lo que allí dentro se desarrolla. Y mientras que en el gran realismo el acceso más fácil produce también una cosecha humana más rica, las masas del .pueblo no llegan a aprender nada por la literatura de vanguardia”.
     Por su parte, Anna siguió defendiendo nuevas experiencias fundamentales, el arte de nuestra época. Si la discusión se daba la forma de John Dos Passos (Manhattan Transfer), para ella había que reconocer ante todo que había enriquecido la literatura de su tiempo con un material grandioso: “¿Qué se trataba de jirones de material? Bueno, pero son jirones como la historia de la pareja de enamorados sin trabajo a quienes expuIsan de los muelles, son despedidos por la patrona y no encuentran en todo Nueva York sitio donde descansar. O el entierro, ¿desconocido que va en sí es una poesía”.
     Anna resumía así su pensamiento: “Lo que tú ves como desmenuzamiento me parece mejor concreción; lo que tú consideras experimentos en la forma, Io veo como un intento poderoso de lograr un nuevo contenido, como un intento inevitable.”
     Ninguna derrota, de las tantas que contó desde La revuelta…, significaba una conclusión o un cierre definitivo. Las derrotas nunca son definitivas. La vida no se detiene. Los problemas rebrotan detrás del reguero de sangre de la represión. Si se analiza despacio, se observa que junto a la derrota y la resignación brotan también elementos de esperanza, la posibilidad de superar los peores momentos. Desde este punto de vista, Anna recreaba la célebre frase de Rosa Luxemburgo de que el camino victorioso de la clase obrera está siempre salpicado de derrotas. Su identificación con la causa obrera centró sus temas novelísticos en la situación de la clase obrera en aquellos años. Su gran capacidad para observar, de captar la realidad con todos los sentidos se expresa ya desde las primeras narraciones con un estilo muy sintético, duro, parco, y condensado, que es una de las características de toda su obra. Así, por más que cada una de sus novelas y narraciones trate del destino individual, todas tienen en común la idea de la irrupción de la humanidad en una nueva era, donde la vida, la experiencia humana y el propio discurrir de la historia alcanzan contornos cada vez más definidos.
     Sus personajes aparecen agobiados por la vida, pero no son capaces de poner en relación su estado y sus vivencias con la situación política que los provoca. Anna desentraña la relación de la vida personal con la lucha política, se pregunta si puede existir vida privada en un marco de confrontación social, y si la voluntad de transformación de la vida individual no ha de desembocar en lucha colectiva. Según sus propias palabras "En esas historias hay muchos personajes desesperados y que se hunden. Cuando se escribe, hay que hacerlo de tal manera que detrás de la desesperación surja la posibilidad de algo nuevo, y detrás del hundimiento, el poder emerger". A lo largo de estos años Anna Seghers participó en diversos congresos internacionales de escritores, y viajó varias veces a España durante la Guerra Civil. En Marsella en 1940, Anna es testigo de cómo se apiñaban republicanos españoles, judíos, desertores, comunistas e intelectuales venidos de todas partes de Europa, con los nazis pisándoles los talones. La ciudad era una algarabía de gente que buscaba un medio para salir rumbo a cualquier parte. Son refugiados saltando de un consulado a otro en busca de los papeles que les permitan embarcar.
     Cuando las tropas alemanas invaden Francia, nuevamente tiene que huir. Su marido Laszlo fue internado en el campo de concentración de Le Vernet. Anna escapó con sus hijos a la parte del sur de Francia no ocupada por los nazis. Finalmente consiguió que su marido fuera liberado, y la familia pudieran salir de Marsella en marzo de 1941. Tras una huida accidentada a través de varios países, entre ellos Estados Unidos, que se negaron a acogerlos, llegaron a México. Anna consiguió integrarse perfectamente en el idioma y la cultura de este país. Su marido encontró trabajo de profesor universitario. México ofreció asilo no sólo a muchos exiliados políticos alemanes, sino que también abrió sus fronteras a numerosos intelectuales y artistas españoles y latinoamericanos, y les permitió seguir luchando contra el fascismo. Anna dijo de su estancia mexicana que fue “una de las etapas más bonitas e importantes de mi vida”. Una evidencia de los estrechos lazos que existieron entre refugiados de orígenes tan diversos es la invitación a una comida de bienvenida que ella, recién llegada, recibió de Pablo Neruda, entonces Cónsul General de Chile en aquel país.
     Estos contactos se convirtieron en amistad. Jorge Amado, el autor brasileño más importante del siglo XX, dijo que para Pablo Neruda y él mismo, Anna era como una hermana: "Nadie poseyó en este mundo tanto encanto y fantasía como Anna".
     En México formó parte de la dirección del movimiento Alemania Libre y del Club Heinrich Heine, dedicándose durante esos siete años de exilio a la actividad política y literaria, y reflexionando sobre la futura identidad política y cultural de los alemanes.
     En 1942 publica La séptima cruz (Das siebte Kreuz, 1942; RBA, Barcelona, 2007), su novela más conocida y que le daría fama mundial, especialmente a partir de la notable adaptación cinematográfica que dirigió Fred Zinnemann en 1944, con Spencer Tracy de protagonista. Es la historia de la huída de siete presos de un campo de concentración nazi, de los que sólo se salvará uno. La autora describe la fuerza y la voluntad inquebrantable del ser humano en un país dominado por el fascismo. La voluntad y la fuerza para resistir no son patrimonio exclusivo de los militantes conscientes, sino también de gente apolítica, de gente de la calle, como un párroco, un médico judío, un aprendiz de jardinero, o una modista. Todos ellos desarrollan la fuerza de su humanidad para conseguir escapar. La novela muestra que en la transformación, en el cambio individual, va implícito el cambio del conjunto, de la totalidad. Este libro fue incluido por Marcel Reich-Ranicki en su Canon de la literatura alemana.
     En junio de 1943 resultó herida en un accidente de tráfico, lo que le hizo pasar un tiempo en el hospital. Probablemente fue atropellada, aunque algunos dicen que fue arrojada desde un coche. Lo cierto es que ella no se refirió nunca a este incidente. En 1944 publicó también en México la novela Tránsito (Transit), otra de sus obras maestras, considerada por muchos como la novela más importante que se haya escrito sobre el exilio. En ella se narra la experiencia de los exiliados que esperaban en Marsella el tránsito hacia América huyendo de los nazis. Marsella es una ciudad a la que había que acceder sólo para poder irse, la cadena de trámites burocráticos que mantiene a los que huyen en permanente estado de alerta, se tensa cada vez que se anuncia la partida de un barco hacia Martinica, México, Brasil o Estados Unidos. Quien no consiga irse será devuelto a su origen. El exilio aparece situado en un punto de máxima tensión, en ese espacio y tiempo en el que la víctima parece suspendida en el vacío con un pie en cada uno de los extremos del abismo: el lugar de salida y el lugar de llegada.
     En ese año se le otorgó el premio Georg Büchner. Inicialmente vivió en el sector occidental de Berlín, pues quería que sus libros se leyeran también en las zonas no rusas. Por fin el 22 de abril de 1947, catorce años después de su partida, Anna Seghers regresó a Berlín, que en aquella época era, en palabras de Bertolt Brecht, un aquelarre de brujas. Según uno de sus biógrafos: “La nostalgia hacia su patria, en especial hacia su lengua materna fueron las causas de su regreso”, así como “la promesa de una Alemania diferente a la que ella había vivido”.
     En realidad, la mayor parte de los escritores alemanes exiliados regresaron a la zona de administración soviética: Bertolt Brecht, Ernst Bloch, Willi Bredel, Johannes R. Becher, Friedrich Wolf, Ludwig Renn, Wieland Herzfelde, Stefan Heym, Arnold Zweig, Jan Petersen, Stephan Hermlin y Erich Arendt. Años más tarde a la pregunta de por qué regresó a la zona de administración soviética respondió Anna Seghers: "Porque aquí puedo alcanzar la resonancia que todo escritor desea. Porque aquí existe una estrecha relación entre la palabra escrita y la vida. Porque aquí puedo expresar para qué he vivido”.
     Muchos intelectuales que regresaban del exilio se encontraron de pronto viviendo "atemorizados por las intrigas, sospechas y vigilancias": la guerra fría había comenzado. En este tiempo se convirtió en una de las principales y más activas exponentes de la cultura de la República Democrática Alemana, donde ocupó varios cargos. En 1951 le fue otorgado el Premio Lenin de la Paz.
     Su socialismo, que se expresaba en los primeros cuentos y novelas según modelos a menudo más humanitarios que claramente marxistas, en las novelas de la posguerra dio lugar a reconstrucciones históricas y épicas de los acontecimientos de la época en clave muy “ortodoxa”. Die Toten bleiben jung (1949) muestra hasta qué punto prevalece el compromiso ideológico y político. A pesar de las preocupaciones literarias y estéticas, predomina el procedimiento "educativo" de la representación de los problemas de la sociedad socialista, en la que, por otro lado, la escritora halla su razón de ser en tanto que partícipe de su construcción. Y ello de acuerdo con un canon literario, que Seghers adoptó y expresó como sigue: "Nosotros no escribimos sólo para describir, sino para cambiar describiendo".
     A partir de 1971 la escritora volvió a introducir en su obra la temática individual, publicando Überfahrt, una novela fundamentalmente basada en una historia de amor. Siguió Steinzeit/ Wiederbegegnung (1977), que consta de dos cuentos. El primero narra, en clave intimista, la historia de un ex piloto de aviación que había volado durante la guerra de Vietnam y que se convierte en un pirata del aire, mientras que el segundo vuelve a estar dedicado a una historia de amor. Seghers llevó a cabo además una intensa actividad como ensayista, publicando textos sobre arte, literatura, el proceso creativo y, más en general y de modo coherente con su compromiso político, sobre temas de actualidad.
     Anna Seghers se movió en un terreno próximo al del mejor “realismo socialista”, y de ninguna manera se la puede considerar como una escrita “de partido”. Estaba dotada de un estilo directo y de una gran diversidad narrativa. Escribió también ensayos recogidos en Sobre Tolstoi (1962) y Sobre Dostoievski (1962). Sus poemas fueron recogidos en un volumen en 1974. La suya fue una obra valorada de forma muy diversa en las dos Alemanias después de la Segunda Guerra Mundial. Mientras que en la República Democrática le fueron concedidos los premios literarios más importantes, en la República Federal la condenaron a ser ignorada y fue presa de la hostilidad dictada por los criterios de la Guerra Fría, debido a su condición de comunista, un concepto que ella ligaba con el tiempo en que este concepto se remitía a las tres L: Lenin, Luxemburgo, Liebknecht. Como personaje de prestigio, se permitió tomar sus distancias con el sistema burocrático, sin por ello hacer concesiones al mal llamado “mundo libre”.
     Esta filiación ha sido una de las razones de que Anna Seghers haya sido poco traducida en España. Era todavía muy poco conocida durante la República, solamente empezó a ser editada en los años setenta, en las décadas siguientes la literatura “comprometida” no fue lo que se dice, bien vista.
     Christa Wolf, dijo sobre ella “Anna Seghers: alemana, judía, comunista, escritora, mujer, madre. En cada una de estas palabras hay que pararse a reflexionar. Tantas identidades contradictorias, aparentemente excluyentes, tantos ligamentos profundos y dolorosos…”.
  

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=196980

jueves, 2 de abril de 2015

COYUNTURA

El gobierno, la derecha y la izquierda: los dilemas de la coyuntura política en los últimos meses

Por: Tomás Quevedo Ramírez


“En la lucha social también los grandes ríos
nacen de los pequeños ojos de agua
caminan mucho y crecen
hasta llegar al mar”
Roque Dalton/Ley de la vida.




I

     Parece que el paraíso construido con el petróleo llegó a su fin, desde mediados del 2014 el precio de este producto ha sufrido una caída sostenida, al pasar de más de 100 dólares a un promedio de 50 en los últimos meses, esto ha determinado que gobiernos que basan su economía en este producto tengan que generar reajustes en sus presupuestos para el 2015.
     En el caso ecuatoriano, la caída del precio del petróleo confluyó con un momento de confrontación política importante, protagonizada por el presidente Rafael Correa y su partido Alianza País; la derecha se ha agrupado alrededor de la figura de Guillermo Lasso y ‘Compromiso Ecuador’; mientras que varias fuerzas sociales y populares han confluido en el ‘Colectivo Unitario de Organizaciones Sindicales, Indígenas y Populares’ compuesto por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), el Frente Popular y otras organizaciones sociales. Los principales ejes del conflicto se relacionan de manera directa con las medidas y políticas públicas implementadas por el gobierno entre las cuales podemos destacar:

El proyecto de un Código de Trabajo anti-obrero
Ley de Tierras Productivas
Enmiendas constitucionales
Derogatoria del Decreto 16
Utilización de los fondos del IESS
La administración conservadora del ENIPLA
La criminalización de la protesta
El desalojo de la sede de la CONAIE
Acoso y judialización de críticos al gobierno de diferentes tintes ideológicos.

     Y en los últimos días las llamadas salvaguardas para los productos importados han hecho que sectores de la burguesía importadora y de la clase media-alta se sumen a la contienda política.
     La coyuntura política se abrió desde Septiembre del 2014 con la primera movilización sindical, que tenía como demanda principal la expedición de un código de trabajo que beneficie al conjunto de la clase trabajadora y no a los empresarios, esta primera movilización hizo ver que en los sectores populares, especialmente trabajadores empezaba a ver un descontento con las medidas tomadas por el gobierno; esto significó que el movimiento sindical vuelva a las calles después de muchos años de haber tenido un perfil bajo en el escenario político.
     Para la movilización de noviembre de ese mismo año, los sectores indígenas y campesinos, organizaciones ambientalistas, feministas, estudiantiles se sumaron a la iniciativa de los sindicatos con sus propia reivindicaciones; esto provocó que la movilización congregue a más de 10 mil personas, convirtiéndose en una de las movilizaciones más importantes de los últimos años.
     La reacción del gobierno no se hizo esperar a través de sus medios de propaganda (medios públicos) e incluso realizó un contramarcha, con la cual a duras penas y sumando muchos funcionarios de las instituciones públicas logró llenar la Plaza de la Independencia. Mientras tanto, las calles de varias provincias del país mostraron varias organizaciones que pedían parar las políticas del gobierno, parar la prepotencia y los abusos de poder.
     El año 2014 se cerro con un balance positivo para las organizaciones sociales, que después de ocho años empezaron a articular nuevos esfuerzos por movilizarse y disputar la opinión pública.


II

     Por su parte la derecha tradicional representada por el banquero Guillermo Lasso también se ha fortalecido, junto a sectores productivos y algunos intelectuales como Cesar Montufar; su demanda esta relacionada de manera directa con la reelección indefinida como forma política que atenta a la democracia y fortalece el autoritarismo señalan sus partidarios.
     Este sector ha impulsado la recolección de firmas para que la enmienda constitucional, que abre el camino para la reelección sea decidida mediante una consulta popular; sus intentos para la calificación y entrega de formularios en el Consejo Nacional Electoral (CNE) no han dado resultados y su primer intento fue rechazado. Sin embargo este sector ha persistido en su iniciativa y ha llevado su reclamo a la Corte Constitucional, de la cual esperan una respuesta aprobatoria. Además, las intenciones puntuales de este movimiento político es posicionar a Guillermo Lasso como opción presidencial en 2017.
     Los sectores empresariales, en especial los ligados a la importación han salido también al paso, de manera especial por las salvaguardas contra los productos importados, para este sector la demanda es clara “no se puede invertir en un país que no tiene las reglas claras”. La justificación del gobierno esta relacionada con la necesidad de que los dólares se queden en el país, y para esto se necesita que la gente consuma la producción nacional. Sin embargo, estas medidas aunque son importantes para el fortalecimiento de la producción nacional han surgido en un contexto de crisis en las arcas fiscales.


III

     Las fuerzas gubernamentales representadas por Alianza País en esta coyuntura han tratado de mostrarse fortalecidas y con capacidad de reacción, más frente a las iniciativas de las organizaciones populares que frente a las demandas de la derecha; sin embargo, se nota un desgaste de su discurso político y se empiezan a evidenciar resquebrajamientos internos, es sabido e incluso reconocido que al interior de PAIS conviven tendencias de derecha (Mera-Alvarado) junto con ex militantes de izquierda y el Partido Comunista, quienes bajo la idea de radicalizar el proceso llevan ocho años subordinados a los sectores más conservadores de PAIS.
     Este movimiento político ha puesto el Estado al servicio de la construcción orgánica, tal como harían los populismo de los años 30 y 40 en América Latina, este gobierno intenta crear sus propias organizaciones desde la iniciativa estatal, pero sin dotarles de capacidad de negociación como bien señala Pablo Ospina (2014). Muestra de ello es la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y la Alianza Indígena, ambas con la pretensión y misión de disputar las bases tanto al FUT como a la CONAIE; y la Red de Maestros por la Revolución Educativa para contraponerla a la Unión Nacional de Educadores (UNE).
     Las contra-marchas y concentraciones llevadas a cabo por las fuerzas gubernamentales, han tratado de mostrarse como iniciativa de sus organizaciones y sin ninguna relación con las movilizaciones convocadas por los sectores obreros y populares.


IV

     Hay que señalar que las últimas movilizaciones han sido el resultado de la acumulación de conflictos con diversos sectores sociales: sindicales, campesinos, indígenas, ecologistas, feministas y estudiantiles. Tal parece que el conflicto es la instancia que aprovecha el gobierno para legitimarse, a través de desgastar, acusar e incluso reprender a las organizaciones que participan o convocan a las movilizaciones, el gobierno ha señalado que sus demandas no tienen sentido, que están siendo manipulados y que tienen intereses de desestabilización de la democracia.
     Esta aseveración bajo el análisis se muestra desenfocada; lo que han exigido varios sectores sociales es la participación, el debate y que las leyes incluyan demandas de estas organizaciones, pues sobre el conjunto de leyes ha primado la versión oficial e incluso la moral conservadora del gobernante y su equipo de trabajo. 
     En tal sentido el retorno de las organizaciones a las calles se ha dado bajo el principio constitucional del derecho a la resistencia para la ampliación de la democracia, pues esta es vista como una actividad técnica donde las organizaciones no tienen criterio, incluso las organizaciones afines como la FENOCIN o la Alianza Indígena no han incidido de forma determinante en el debate de la Ley de Tierras y tampoco la Red de Maestros sobre el modelo educativo que se esta implementando.
     El gobierno bajo la visión técnica de la política, ha señalado que organizaciones como la CONAIE en su sede se han dedicado a realizar actividades políticas y toman esa como excusa para un posible desalojo. Hay que recordarle al gobierno que la CONAIE  en sí es una organización política y que como tal tiene todo el derecho de realizar actividades políticas dentro de su sede, es insensato pensar que una persona o ciudadano para utilizar los términos oficiales, no haga política, cuando el ser humano es un ser político.
     El gobierno ha hecho de esto su discurso contra las organizaciones, pues las acusa de politizar el debate; en tal sentido se hace necesario recordar que mayor politización de las masas, mayor participación y mayor debate hacen posible que la democracia se fortalezca.


V

     La marcha realizada el 19 de Marzo (19M) ha mostrado que la gente se esta cansando de la forma de administración y de la toma de decisiones por parte del gobierno, que la prepotencia como forma de enfrentar el conflicto no funciona y sobre todo que a nivel nacional tanto las organizaciones y las ciudadanas y ciudadanos empiezan a empoderarse del conflicto desde sus reivindicaciones puntuales que han sido anuladas o abordadas inadecuadamente por el gobierno, como es el caso del plan ENIPLA y las opiniones vertidas por el asesor jurídico de la presidencia, las cuales tuvieron una resonancia importante por el hecho de tratar de controlar la sexualidad, en especial de las mujeres. La movilización de este mes contó con una mayor participación de organizaciones e incluso se ve que la clase media de la ciudad de Quito, empieza a estar en las calles.


VI

     Algunas lecciones que dejan para la militancia de izquierda el conjunto de las últimas movilizaciones es la necesidad imprescindible de construir una agenda política unitaria y que vaya más allá del sectarismo característico de la izquierda ecuatoriana, para ello hay que fortalecer los argumentos de cada movilización pues han sido fácilmente asimilados por la derecha, lo que ha dado pie a que en el nivel del discurso haya coincidencias; se deben fortalecer los procesos de formación de nuevos y nuevas dirigentas que rebasen el consenso liberal y la demanda de una Nueva Constituyente, hay que entender que el problema central no esta en las leyes que la misma izquierda apoyó a aprobar, sino en las condiciones estructurales de la vida, en el sistema capitalista, si no somos capaces de mirar un horizonte socialista, una nueva Constitución no servirá para nada.

     Es necesario también superar el hecho electoral, donde la izquierda históricamente y más en los últimos años ha mostrado no ser una opción para la gente, y no lo será mientras no se acerque a los sectores populares y a sus demandas; lo peligroso de una nueva elección es que la derecha se ha fortalecido y se muestra como una opción de recambio, mientras que ciertos sectores que hoy son convocantes de las manifestaciones acudirán nuevamente a alianzas electorales. Es importante cuidar el proceso de movilización, pues ha sido difícil que el tejido social se recomponga y no se la puede poner al servicio de intereses electorales particulares.


miércoles, 1 de abril de 2015

POLÍTICA

Marcha del 19 de marzo
Balance transitorio

Por: Santiago González

   


     Desplegada la patraña pos marcha de los mass media oficialistas con la intención de minimizar la movilización a enfrentamientos de unos “violentos desestabilizadores” contra una policía “pacifista profesional”, que además arguye constantemente sobre las “sospechosas” relaciones que tendrían trabajadores explotados y campesinos empobrecidos con banqueros y alcaldes pro-burgueses; así como la propaganda de los alineados con la oposición de derecha, que no tuvo ningún tipo de vergüenza en encuadrar panorámicas para dar protagonismo a la punta de la clase media “autoconvocada” pero entrometida, a más de entrevistar a cierta dirigencia mediática arrastrada por esta derecha… queda montado un estado de confusión donde cabe aclarar el contexto de los hechos.


     La Cumbre de los Pueblos como preámbulo de la marcha

     Semanas atrás se realizó en Quito la Cumbre de los Pueblos por la Unidad, la Soberanía y la defensa de las Organizaciones, convocada desde la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador  (CONAIE). Durante tres días las organizaciones populares discutieron sus problemáticas. La CONAIE intentaba, de esta manera, construir colectivamente una agenda política con los sectores sindicales, sociales y populares. Una agenda que enfrente el ataque frontal del Estado a las organizaciones en varios niveles a través de medidas como el Decreto 16 que pretende desarticular a los sectores sociales, reformas constitucionales que persiguen la desaparición de los sindicatos públicos, y la confrontación política abierta con la organización más representativa del Movimiento 

     La Cumbre logra legitimar con fuerza la alianza con los sindicatos y otros sectores sociales, lo cual adquiere una trascendencia oportuna, pues se ratifica una agenda política de lucha y movilización que abre aguas de las intenciones de poner en el plano electoral las acciones del Movimiento, lo que resultaría conveniente para la oposición de derecha.


     La jornada del 19. ¿Quiénes la prepararon y por qué?

     La efervescencia de la movilización popular se viene gestando a partir de las intenciones del gobierno de reformar el código laboral. En dicho andar, los sindicatos cerraron 2014 con tres marchas obteniendo una considerable acumulación de fuerzas. Alimentó esta atmósfera el propósito estatal de cerrar la casa de la CONAIE. La marcha del 19 de marzo es, pues, el punto alto de un acumulado de lucha impulsado por las organizaciones sociales.

Esta disputa al poder, sostenida a pulso por el pueblo, se incrementa cuando el Estado, a partir de la baja de los precios del petróleo, implementa medidas que si, en algo, disminuyen las ganancias de los empresarios, los sectores populares son los que sufren la marea del gran paquetazo. Al exigir “buenas prácticas de manufactura”, el cambio de matriz productiva impulsado desde el Gobierno afecta a los campesinos impidiendo que sus productos entren al mercado. Bajo la promesa de que el acceso al mercado resolvería su situación de subsistencia, sectores enteros, empujados a un proceso de reconversión productiva, se enfrentan a la realidad de contar sólo con monocultivos que no solucionan sus necesidades básicas. A esto se suma la probable firma del TLC, con una inminente afectación a la economía campesina.


     Para un gobierno ciego: organizaciones populares con una hoja de ruta clara.

     El Gobierno busca desesperadamente legitimidad creando organizaciones paralelas, lo cual no es nuevo. Así lo hicieron gobiernos en el pasado. La CUT oficialista, aún contando con recursos económicos, no encuentra esa legitimidad ni capacidad de articulación social. 

     Y pese a su aparatosa propaganda, la mal llamada Alianza Indígena se establece como una propuesta marginal sin iniciativa propia, sin apoyo de las bases. En suma: el gobierno no logra constituir actores esenciales que generen adherencia a su proyecto político.

     Frente a esto, y como parte del espíritu reavivado que cosecha la Cumbre de los Pueblos y la marcha del 19 de Marzo, las organizaciones populares ya se encuentran gestando la Cumbre Agraria, Campesina y Popular.  Así, al interior de la CONAIE surge la necesidad de construir una nueva y eficaz agenda política para el campo, que convoque a los sectores agrarios que no han formado parte integral de la Confederación.