TESIS 11

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jueves, 2 de abril de 2015

COYUNTURA

El gobierno, la derecha y la izquierda: los dilemas de la coyuntura política en los últimos meses

Por: Tomás Quevedo Ramírez


“En la lucha social también los grandes ríos
nacen de los pequeños ojos de agua
caminan mucho y crecen
hasta llegar al mar”
Roque Dalton/Ley de la vida.




I

     Parece que el paraíso construido con el petróleo llegó a su fin, desde mediados del 2014 el precio de este producto ha sufrido una caída sostenida, al pasar de más de 100 dólares a un promedio de 50 en los últimos meses, esto ha determinado que gobiernos que basan su economía en este producto tengan que generar reajustes en sus presupuestos para el 2015.
     En el caso ecuatoriano, la caída del precio del petróleo confluyó con un momento de confrontación política importante, protagonizada por el presidente Rafael Correa y su partido Alianza País; la derecha se ha agrupado alrededor de la figura de Guillermo Lasso y ‘Compromiso Ecuador’; mientras que varias fuerzas sociales y populares han confluido en el ‘Colectivo Unitario de Organizaciones Sindicales, Indígenas y Populares’ compuesto por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), el Frente Popular y otras organizaciones sociales. Los principales ejes del conflicto se relacionan de manera directa con las medidas y políticas públicas implementadas por el gobierno entre las cuales podemos destacar:

El proyecto de un Código de Trabajo anti-obrero
Ley de Tierras Productivas
Enmiendas constitucionales
Derogatoria del Decreto 16
Utilización de los fondos del IESS
La administración conservadora del ENIPLA
La criminalización de la protesta
El desalojo de la sede de la CONAIE
Acoso y judialización de críticos al gobierno de diferentes tintes ideológicos.

     Y en los últimos días las llamadas salvaguardas para los productos importados han hecho que sectores de la burguesía importadora y de la clase media-alta se sumen a la contienda política.
     La coyuntura política se abrió desde Septiembre del 2014 con la primera movilización sindical, que tenía como demanda principal la expedición de un código de trabajo que beneficie al conjunto de la clase trabajadora y no a los empresarios, esta primera movilización hizo ver que en los sectores populares, especialmente trabajadores empezaba a ver un descontento con las medidas tomadas por el gobierno; esto significó que el movimiento sindical vuelva a las calles después de muchos años de haber tenido un perfil bajo en el escenario político.
     Para la movilización de noviembre de ese mismo año, los sectores indígenas y campesinos, organizaciones ambientalistas, feministas, estudiantiles se sumaron a la iniciativa de los sindicatos con sus propia reivindicaciones; esto provocó que la movilización congregue a más de 10 mil personas, convirtiéndose en una de las movilizaciones más importantes de los últimos años.
     La reacción del gobierno no se hizo esperar a través de sus medios de propaganda (medios públicos) e incluso realizó un contramarcha, con la cual a duras penas y sumando muchos funcionarios de las instituciones públicas logró llenar la Plaza de la Independencia. Mientras tanto, las calles de varias provincias del país mostraron varias organizaciones que pedían parar las políticas del gobierno, parar la prepotencia y los abusos de poder.
     El año 2014 se cerro con un balance positivo para las organizaciones sociales, que después de ocho años empezaron a articular nuevos esfuerzos por movilizarse y disputar la opinión pública.


II

     Por su parte la derecha tradicional representada por el banquero Guillermo Lasso también se ha fortalecido, junto a sectores productivos y algunos intelectuales como Cesar Montufar; su demanda esta relacionada de manera directa con la reelección indefinida como forma política que atenta a la democracia y fortalece el autoritarismo señalan sus partidarios.
     Este sector ha impulsado la recolección de firmas para que la enmienda constitucional, que abre el camino para la reelección sea decidida mediante una consulta popular; sus intentos para la calificación y entrega de formularios en el Consejo Nacional Electoral (CNE) no han dado resultados y su primer intento fue rechazado. Sin embargo este sector ha persistido en su iniciativa y ha llevado su reclamo a la Corte Constitucional, de la cual esperan una respuesta aprobatoria. Además, las intenciones puntuales de este movimiento político es posicionar a Guillermo Lasso como opción presidencial en 2017.
     Los sectores empresariales, en especial los ligados a la importación han salido también al paso, de manera especial por las salvaguardas contra los productos importados, para este sector la demanda es clara “no se puede invertir en un país que no tiene las reglas claras”. La justificación del gobierno esta relacionada con la necesidad de que los dólares se queden en el país, y para esto se necesita que la gente consuma la producción nacional. Sin embargo, estas medidas aunque son importantes para el fortalecimiento de la producción nacional han surgido en un contexto de crisis en las arcas fiscales.


III

     Las fuerzas gubernamentales representadas por Alianza País en esta coyuntura han tratado de mostrarse fortalecidas y con capacidad de reacción, más frente a las iniciativas de las organizaciones populares que frente a las demandas de la derecha; sin embargo, se nota un desgaste de su discurso político y se empiezan a evidenciar resquebrajamientos internos, es sabido e incluso reconocido que al interior de PAIS conviven tendencias de derecha (Mera-Alvarado) junto con ex militantes de izquierda y el Partido Comunista, quienes bajo la idea de radicalizar el proceso llevan ocho años subordinados a los sectores más conservadores de PAIS.
     Este movimiento político ha puesto el Estado al servicio de la construcción orgánica, tal como harían los populismo de los años 30 y 40 en América Latina, este gobierno intenta crear sus propias organizaciones desde la iniciativa estatal, pero sin dotarles de capacidad de negociación como bien señala Pablo Ospina (2014). Muestra de ello es la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y la Alianza Indígena, ambas con la pretensión y misión de disputar las bases tanto al FUT como a la CONAIE; y la Red de Maestros por la Revolución Educativa para contraponerla a la Unión Nacional de Educadores (UNE).
     Las contra-marchas y concentraciones llevadas a cabo por las fuerzas gubernamentales, han tratado de mostrarse como iniciativa de sus organizaciones y sin ninguna relación con las movilizaciones convocadas por los sectores obreros y populares.


IV

     Hay que señalar que las últimas movilizaciones han sido el resultado de la acumulación de conflictos con diversos sectores sociales: sindicales, campesinos, indígenas, ecologistas, feministas y estudiantiles. Tal parece que el conflicto es la instancia que aprovecha el gobierno para legitimarse, a través de desgastar, acusar e incluso reprender a las organizaciones que participan o convocan a las movilizaciones, el gobierno ha señalado que sus demandas no tienen sentido, que están siendo manipulados y que tienen intereses de desestabilización de la democracia.
     Esta aseveración bajo el análisis se muestra desenfocada; lo que han exigido varios sectores sociales es la participación, el debate y que las leyes incluyan demandas de estas organizaciones, pues sobre el conjunto de leyes ha primado la versión oficial e incluso la moral conservadora del gobernante y su equipo de trabajo. 
     En tal sentido el retorno de las organizaciones a las calles se ha dado bajo el principio constitucional del derecho a la resistencia para la ampliación de la democracia, pues esta es vista como una actividad técnica donde las organizaciones no tienen criterio, incluso las organizaciones afines como la FENOCIN o la Alianza Indígena no han incidido de forma determinante en el debate de la Ley de Tierras y tampoco la Red de Maestros sobre el modelo educativo que se esta implementando.
     El gobierno bajo la visión técnica de la política, ha señalado que organizaciones como la CONAIE en su sede se han dedicado a realizar actividades políticas y toman esa como excusa para un posible desalojo. Hay que recordarle al gobierno que la CONAIE  en sí es una organización política y que como tal tiene todo el derecho de realizar actividades políticas dentro de su sede, es insensato pensar que una persona o ciudadano para utilizar los términos oficiales, no haga política, cuando el ser humano es un ser político.
     El gobierno ha hecho de esto su discurso contra las organizaciones, pues las acusa de politizar el debate; en tal sentido se hace necesario recordar que mayor politización de las masas, mayor participación y mayor debate hacen posible que la democracia se fortalezca.


V

     La marcha realizada el 19 de Marzo (19M) ha mostrado que la gente se esta cansando de la forma de administración y de la toma de decisiones por parte del gobierno, que la prepotencia como forma de enfrentar el conflicto no funciona y sobre todo que a nivel nacional tanto las organizaciones y las ciudadanas y ciudadanos empiezan a empoderarse del conflicto desde sus reivindicaciones puntuales que han sido anuladas o abordadas inadecuadamente por el gobierno, como es el caso del plan ENIPLA y las opiniones vertidas por el asesor jurídico de la presidencia, las cuales tuvieron una resonancia importante por el hecho de tratar de controlar la sexualidad, en especial de las mujeres. La movilización de este mes contó con una mayor participación de organizaciones e incluso se ve que la clase media de la ciudad de Quito, empieza a estar en las calles.


VI

     Algunas lecciones que dejan para la militancia de izquierda el conjunto de las últimas movilizaciones es la necesidad imprescindible de construir una agenda política unitaria y que vaya más allá del sectarismo característico de la izquierda ecuatoriana, para ello hay que fortalecer los argumentos de cada movilización pues han sido fácilmente asimilados por la derecha, lo que ha dado pie a que en el nivel del discurso haya coincidencias; se deben fortalecer los procesos de formación de nuevos y nuevas dirigentas que rebasen el consenso liberal y la demanda de una Nueva Constituyente, hay que entender que el problema central no esta en las leyes que la misma izquierda apoyó a aprobar, sino en las condiciones estructurales de la vida, en el sistema capitalista, si no somos capaces de mirar un horizonte socialista, una nueva Constitución no servirá para nada.

     Es necesario también superar el hecho electoral, donde la izquierda históricamente y más en los últimos años ha mostrado no ser una opción para la gente, y no lo será mientras no se acerque a los sectores populares y a sus demandas; lo peligroso de una nueva elección es que la derecha se ha fortalecido y se muestra como una opción de recambio, mientras que ciertos sectores que hoy son convocantes de las manifestaciones acudirán nuevamente a alianzas electorales. Es importante cuidar el proceso de movilización, pues ha sido difícil que el tejido social se recomponga y no se la puede poner al servicio de intereses electorales particulares.


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